Lilia Arellano
Estado de los ESTADOS
“Tras un recuento electoral, sólo importa quién es el ganador. Todos los demás son perdedores”.
Winston Churchill
Los pésimos resultados alcanzados por la administración de Felipe Calderón en sus primeros dos años como inquilino de Los Pinos y la feroz disputa por la dirigencia nacional del PRD entre “Los Chuchos” y los lopezobradoristas, que ha dejado al Sol Azteca literalmente partido, le abrió las puertas de par en par al PRI para recuperar nuevamente la posición de primera fuerza política del país y lo colocó con una gran ventaja en la línea de salida de la carrera por los 1,505 cargos de elección popular que se disputarán el próximo 5 de julio de 2009, en los que sobresalen las 500 curules de la Cámara de Diputados, 6 gobiernos estatales y 565 presidencias municipales. De lograr capitalizar los errores de los perredistas y los yerros de los panistas, los priístas se colocarían en la antesala de la presidencia de la República para el 2012.
A siete meses y medio de esa importante contienda electoral, el PRI que dirige la tlaxcalteca Beatriz Paredes, y que operan el sonorense Manlio Fabio Beltrones y el yucateco Emilio Gamboa, los principales aliados del calderonismo en el Congreso, se encuentra posicionado como el partido político que cuenta con el mayor respaldo del electorado, tal y como se ha demostrado en los procesos electorales locales del 2007 y de este 2008, que ya cerró su calendario comicial. A nivel nacional la votación a favor del PRI oscila en estos momentos entre el 44 por ciento –según marca al última encuesta del periódico “El Universal”- y el 32 por ciento -del último sondeo de Mitofsky-; el partido de Calderón, Acción Nacional, ha caído al segundo sitio y pese a todo mantiene una votación factible de entre 34 y 25.5 %; mientras que el PRD ahora formalmente en manos del jefe de la banda de “Los Chuchos”, Jesús Ortega, alcanzaría únicamente alrededor del 11 por ciento de los sufragios.
En el último año, el Partido de la Revolución Democrática arrojó por la borda la posibilidad real de convertirse en la principal fuerza política del Congreso, debido a la codicia de sus principales dirigentes, Jesús Ortega, Jesús Zambrano y Carlos Navarrete, que probaron ya las mieles del poder en el Congreso y la cosecha que representa la complicidad con el gobierno federal en el proceso de elaboración de las mal llamadas reformas estructurales, entre las que destacan la hacendaría y ahora recientemente la energética. La feroz lucha fratricida entre las principales tribus o grupos políticos que integran al Sol Azteca, no sólo les ocasionó cuantiosas pérdidas electorales en los últimos dos años, lo que los llevó a perder hasta el 42 por ciento de sus seguidores y simpatizantes respecto a las cifras obtenidas en los comicios presidenciables del 2006, cuando el factor (Andrés Manuel) López Obrador les permitió doblar su votación (hasta el 30 por ciento del total) y sus ganancias -en términos de posiciones políticas- en el Congreso de la Unión, sino que los ha colocado en el peligro real de convertirse en uno más de “la chiquillada”, es decir de los partidos pequeños sin peso real en las decisiones nacionales.
El daño que la disputa entre Jesús Ortega y Alejandro Encinas le dejo de secuela al de la Revolución Democrática es brutal, su imagen se ha resquebrajado, la división entre sus tribus es inocultable y el rechazo entre los electores ha aumentado. Los análisis internos de la dirigencia perredista en las interinas manos de Guadalupe Acosta Naranjo reconocen que sin el Frente Amplio Progresista, es decir sin el Partido del Trabajo (PT) y Convergencia y el grupo de seguidores de López Obrador, están en peligro de perder hasta el 19 por ciento de los votos que conquistaron en el 2006, con lo que tendría que conformarse con sólo el 11 por ciento de la votación total, lo que lo colocaría como una muy menguada tercera fuerza política.
A pesar de los riesgos, no se ve aún por alguna parte el camino que pudiera llevar a la recomposición de la unidad de las filas perredistas y se espera que las divisiones se ahonden aún más, luego del rechazo de Alejandro Encinas a ocupar la secretaría general del CEN del PRD, como le correspondía, según el fallo del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, lo que mantiene la confrontación entre las dos principales grupos políticos: Nueva Izquierda e Izquierda Unida, cuyo siguiente capítulo es la disputa por las 55 posiciones dentro de los 11 órganos de dirección, que se definirán los últimos dos días de este mes, cuando se determinen a los integrantes de los órganos de dirección reestructurados en el pasado Consejo Nacional.
Nadie dentro de las filas perredistas está dispuesto a renunciar a su tajada del pastel y mucho menos a permitir invasiones a los cotos de poder ya conquistados: “Los Chuchos”, aliados con Héctor Bautista de Alternativa Democrática Nacional, cuentan con más del 70 por ciento del control de la estructura y dirección partidista del Sol Azteca, y de las posiciones en las cámaras de Senadores y de Diputados, pues tienen 12 escaños en Xicoténcatl y 50 en el palacio de San Lázaro. Este predominio está siendo fuertemente disputado por las tribus que se aglutinaron en torno a la candidatura de Izquierda Unida que apoyo a Alejandro Encinas, respaldado por López Obrador, quienes proyectan la constitución de un movimiento interno.
Pero en esa rebatinga también entrarán otros grupos como el que encabeza el jefe de gobierno del Distrito Federal, Marcelo Ebrard, quien también ya se siente presidenciable y que tiene como plataforma a nivel interno al Movimiento entre Ciudadanos; y el de Martí Bartres, Izquierda Social, así como los grupos Movimiento Cívico Unidad y Renovación, Movimiento de Bases Insurgentes (Movi) y Red de Izquierda Revolucionaria. Otras tribus que también jalarán agua a su molino son la de Amalia García, Foro Nuevo Sol, quien ya tiene en la bolsa la secretaría general del CEN y cuenta con 5 senadores y 10 diputados; la de Javier González Garza y Pablo Gómez, “El Movimiento”, que agrupa a 13 diputados; y la de Camilo Valenzuela, Red de Izquierda Revolucionaria.
La pelea ya se llevó a terrenos a donde realmente les duele, el bolsillo, pues un grupo de diputados del PRD, encabezados por el hermano de Jesús Ortega, Antonio Ortega, decidió retirar su apoyo económico a López Obrador -que iba de los 7 a los 15 mil pesos por cabeza- porque, dicen ahora, no están de acuerdo con la forma de hacer política del tabasqueño cuya labor les permitió llegar a San Lázaro.
Los próximos días estaré pendiente de la conformación de la estructura de poder del PRD pues no se espera que por mera sobrevivencia política las feroces tribus perredistas hagan a un lado la codicia de sus dirigentes y logren alcanzar acuerdos que les permitan mantener la unidad de su partido y colocarlo en forma para enfrentar los comicios del próximo año.
Presidente del desempleo
Resulta cansado, enfadoso e inútil el recuento de las promesas de campaña de Calderón y su total incumpliendo hasta la fecha. Sin embargo, llama la atención el hecho de que a unos días de concluir su segundo año de gobierno, el autodenominado “presidente del empleo” tenga un total fracaso en esa materia.
Datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) destacan que en el mes de octubre la Tasa de Desocupación (TD) a nivel nacional fue de 4.11 por ciento respecto a la Población Económicamente Activa (PEA), porcentaje superior al registrado hace un año de 3.95 por ciento.
La incapacidad, ineficiencia y corrupción en la actual administración federal, combinadas con la adversa coyuntura internacional, tan sólo en los últimos doce meses han echado a las calles a más de 212 mil trabajadores y colocado en emergencia alimentaría a igual número de familias. Estos no son datos de dirigentes o partidos opositores al calderonismo, sino registros oficiales del propio Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), que precisa que 185 mil empleos formales se cancelaron en la industria de la transformación y 27 mil 340 en el sector de la construcción.
Los datos oficiales del INEGI revelan crudamente los nefastos efectos de la desaceleración económica del país y evidencian la falta de rumbo también en esta materia, pues la producción de la industria en su conjunto descendió 1.8 en septiembre, afectada por la crisis por la que atraviesan los Estados Unidos, pero también por la competencia desleal de productos provenientes de China, que entran como Pedro por su casa en los cruces fronterizos, puertos y aduanas del país, y que desplazan a los productos nacionales no sólo en el mercado norteamericano sino también en el mercado doméstico.
Aunque pueda sospecharse un abultado maquillaje en las cifras, la información oficial revela que al tercer trimestre del año, un millón 909 mil 728 personas estuvieron sin trabajo, mientras que 11 millones 834 mil personas al carecer de un empleo formal tuvieron que recurrir a la economía informal para poder mantener a sus familias.
Lo peor es que ante los reclamos de los trabajadores y de los empresarios a los funcionarios del gobierno federal, en el sentido de que tomen acciones urgentes en beneficio de los trabajadores y de la industria nacional para enfrentar la crisis interna y recesión mundial, el secretario del Trabajo y Previsión Social, el tristemente célebre Javier Lozano, no sólo no propone soluciones a esta situación sino que pide a los líderes sindicales que moderen sus expectativas de ingresos a negociar durante 2009 para “garantizar la viabilidad y permanencia” de las fuentes de empleo.
También el presidente de la Confederación de Cámaras Nacionales de Comercio, Servicios y Turismo (Concanaco), Luis Antonio Mahbub, dijo que “lo más adecuado para preservar los empleos y no poner en riesgo a las empresas” es que el incremento a los salarios mínimos no debe estar por encima de 6 por ciento. Estas dos posiciones nos adelantan que en el próximo año se agudizará la pérdida del poder adquisitivo de la mayoría de los trabajadores mexicanos.
Actualmente la situación ya es insostenible: un estudio de la Comisión Nacional de Protección la Salario (Conapros) del Congreso del Trabajo asegura que el poder adquisitivo de los trabajadores asalariados se situó este año en su punto más bajo de los últimos 20 años, como consecuencia del encarecimiento de los productos de consumo elemental, que aumentaron entre 40 y 80 por ciento y quedaron fuera del alcance de los 14 millones de trabajadores que perciben salario mínimo de 52.50 pesos, que trabajan por su cuenta o están subempleados, pues con esa percepción sólo pueden adquirir cantidades milimétricas de algunos artículos.
Además, las familias mexicanas han sido golpeadas salvajemente por los aumentos a las tarifas eléctricas, gas, transporte y servicios públicos en general.
Ante estos datos no es de extrañar que la gestión de Felipe Calderón este reprobada por la población mexicana.
Nada que celebrar
Este jueves se conmemoró el 98 aniversario de la Revolución Mexicana y en verdad que nada hubo que celebrar. En un acto de mero formulismo, tan sólo para desahogar la agenda del día, Felipe Calderón colocó una ofrenda al pie del monumento a Francisco I. Madero en Los Pinos. En el Monumento a la Revolución señaló que la generación del 2010 debe recordar la libertad que lograron los revolucionarios de 1910. Esperamos que sus palabras no hayan sido una invitación a iniciar un movimiento social como el de principios del siglo pasado, que tendría un alto costo para el país.
El que aprovechó el foro fue el novel secretario de Gobernación, Fernando Gómez Mont, quien les dijo a los integrantes del gabinete legal y ampliado y a los líderes parlamentarios que se requiere actualizar el marco jurídico de seguridad y justicia a la nueva realidad del país. El funcionario panista no dejó de admitir que mientras no existan policías honestos y eficaces, difícilmente se podrá combatir al crimen organizado.
¿Estará ya cerca de caer Genaro García Luna, titular de la Secretaría de Seguridad Pública federal? Las últimas declaraciones sobre el trabajo que tiene encomendado por parte de Calderón, de Gómez Mont, del coordinador del PAN en el Senado, Gustavo Madero, y del presidente de la Comisión de Seguridad de la Cámara Alta, Felipe González, así lo señalan. Además, no hay que dejar de subrayar que colaboradores cercanos al titular de la SSP fueron arraigados y están siendo investigados. Entre esos destacan Gerardo Garay Cadena, jefe de la Policía Federal Preventiva; Ricardo
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