miércoles, 24 de diciembre de 2008

LA CRISIS FINANCIERA NORTEAMERICANA Y SUS EFECTOS SOBRE LA POLITICA MEXICANA.

Análisis realizado por el Dr. Francisco J. Andrade (esposo de nuestra compañera Mali)


17 de diciembre del 2008.

La íntima relación económica de México con los Estados Unidos afecta las decisiones políticas de la clase política mexicana hasta el punto de sentir vergüenza ante la posibilidad de pretender hacer públicas y digeribles al pueblo mexicano las decisiones que se toman en secreto entre gobiernos. Un caso concreto son las decisiones sobre las devaluaciones o apreciaciones del peso, que disfrazamos de competencia en el mercado de divisas, cuando ese es un proceso controlado por el Fondo Monetario en Washington y las autoridades de la Secretaría de Hacienda. Los supuestos y las reglas que gobiernan estas decisiones han sido previamente firmadas y regularizadas frente a la miopía política de los responsables mexicanos.

Este tipo de arreglos son restos de las necesidades y herramientas del pasado. En la actualidad esa secrecía ya no es útil ni siquiera políticamente. Todo se sabe. Con esta introducción, me propongo fundamentar la idea de que a pesar de todo, deberemos poner al servicio de México y de sus ciudadanos, la mayor franqueza política que sea posible y, dentro de las reglas políticas en donde no hay santos, buscar que se den a conocer a todos cuales son las limitaciones de nuestra relación con los americanos y el resto del mundo, para poner a disposición de las mentes más ágiles, toda la información que permita la creación de salidas políticas razonadas a los problemas de supervivencia física e intelectual que nuestras relaciones con el mundo imponen. Para lograr ése propósito, no es suficiente tener a la mano los análisis del CISEN o de la Cancillería, se requiere que el País se entere, para que los informes al público sean suficientes y necesarios para que el público sea consciente de las decisiones políticas que se tomen. Todo esto dentro del respeto que la filosofía impone en relación a los ciudadanos de todos los niveles intelectuales y de riqueza.

1). La primera idea es que no podemos escapar a la relación política con los Estados Unidos. Esto es, tenemos una relación obligada porque nuestra presencia requiere que ellos tomen precauciones que garanticen su seguridad frente a nuestra frontera común. Además, debemos entender de inicio que desde el punto de vista militar nosotros somos un adversario menor.

2). En segundo lugar, tenemos una serie de compromisos que nos han sido impuestos por un poderoso aparato diplomático que nos sorprende inermes por la enorme cantidad de información y de análisis sobre nuestra situación económica y política que ellos poseen. Nosotros requerimos tener toda la información posible sobre ellos y desplegar la pericia necesaria para su análisis y la toma de decisiones que se requieran a la luz de las consultas políticas que procedan y para su posterior diseminación entre el público En el caso de requerirse mantener oculto un secreto, así se hará saber por razones de interés público. Con esta advertencia podrá decidirse si jugamos o no el juego o si inventamos las reglas necesarias para el tratamiento de estos casos. La indefensión política de México, parece deberse a la ilusión, que el público cree, de que la razón se impone sobre la realidad política. El que quiera interpretar lo que esto significa que digiera lo que John Foster Dulles, Secretario de Estado de Estados Unidos dijo en diciembre de 1958, durante la celebración del inicio del gobierno de Adolfo López Mateos, el Secretario expresó cándidamente: que “Estados Unidos de América no tiene amigos, tiene intereses”. A pesar de lo anterior, no entendimos el mensaje a nuestra sociedad política. Yo se los recuerdo porque en estos asuntos no hay fronteras de tiempo, seguimos siendo mexicanos y ellos norteamericanos. Al fin y al cabo, miembros de la feroz fraternidad humana.

3... las nuevas tecnologías...Por último, las nuevas tecnologías, especialmente Internet, nos dan el potencial de una participación política que excluye un poco más las posibilidades de hostilidades abiertas. Lo anterior, porque podemos conocer cualquier evento político en el momento de su concepción y desarrollar las estrategias políticas para su aceptación, negociación o rechazo. El fenómeno Internet es simplemente la continuación de la hazaña de Prometeo cuando concedió a los humanos, con el fuego, la chispa del entendimiento. Prometeo fue castigado y liberado después.

4)...La subordinación. En la búsqueda de una explicación a estos fenómenos, vale la pena una lectura sintética de la economía norteamericana para subrayar algunos de los aspectos del dominio político y económico que se canalizan a través de las instituciones financieras a las que voluntariamente nos afiliamos en virtud de las realidades políticas, mismas que nos impone nuestra subordinación a los Estados Unidos de América. Quiero recordarles que cuando me refiero a la política de Estados Unidos hacia México, me refiero a la realidad de una subordinación que tiene ventajas y desventajas y que se presta a un tratamiento político que requiere comprender que, aún recubierta con el almíbar del lenguaje diplomático, la política se aplica en función de crudos intereses que no admiten las consideraciones de las directrices religiosas y ni siquiera las de la razón. En consecuencia, la seguridad política y económica de los Estados Unidos y el destino económico y político de México, se mueven en una relación directamente proporcional a nuestras relaciones económicas. La variable independiente lo constituye la situación económica y política de los Estados Unidos de América. Por otro lado la influencia económica y política de México sobre los Estados Unidos puede calificarse de inexistente o casi, debido a la pequeñez relativa de nuestra economía, a las ventas de petróleo crudo para la reserva estratégica norteamericana, las maquiladoras, las remesas de los trabajadores mexicanos y el dinero que mueve el tráfico ilegal de estupefacientes. En el siniestro fondo de la negociación política no podemos dejar a un lado la superioridad militar con la que los Estados Unidos garantiza sus instituciones. Por si esta vigilancia militar sobre México fuera poca cosa, ni su diplomacia olvida los antecedentes de conflictos ni la nuestra tampoco. Me refiero específicamente a los antecedentes de conflicto que sobreviven en la memoria histórica de ambos países. Debo aclarar que esta memoria histórica es semejante entre Estados Unidos y el Canadá a pesar de su origen étnico similar. Un paseo por el empedrado político no deja de manifestarse también con el trato que México da a nuestros hermanos guatemaltecos. ¡Son las realidades políticas!. Registros de los anales de colaboración o rechazo a esta son a vuelo de pájaro: nuestra participación solamente simbólica en la segunda guerra mundial, nuestra negativa sistemática para participar en Corea y en Viet-Nam y nuestros sacrificios diplomáticos en las Naciones Unidas. Uno puede estar de acuerdo y hasta aplaudir la acción diplomática seguida por México. Pero cabría preguntar si ése ha sido el camino responsable. También cabe preguntar si nuestra política debe ajustarse a la majadería del “comes y te vas” que le propinamos al Jefe de Estado de Cuba, Castro Ruz en una reunión oficial en el que fuimos los anfitriones. El Tratado de Libre Comercio. Actualmente nuestra dependencia económico-política tiene su expresión concreta en el Tratado de Libre Comercio que entró en vigor el primero de enero de 1994. y en los diversos compromisos reales o virtuales como el llamado consenso de Washington, que dice en resumen que el régimen económico mexicano debe regirse y comportarse de acuerdo a la idea de libre competencia con garantías expresas para el capital. En ambos temas, hemos negociado y a veces con éxito, para lograr algunas ventajas. Lo evidente es que en esos temas el público en general y aún el grupo de intelectuales interesados se ha quedado fuera de las negociaciones y que los intereses de la comunidad en general no han sido respetados. Por ejemplo, que opinión pública opinó para aceptar el consenso de Washington. Es claro que en la negociación política no buscamos ser esclavos sumisos ni potencia beligerante Buscamos ser tan iguales como nos lo permita el residuo de rencor social derivado de la guerra de 1847, nuestra desigualdad económica y social, nuestra religión predominante y nuestra composición étnica. Este último punto es un tabú que no nos atrevemos a descobijar, porque cuando el tecolote canta el indio muere... y aquí todos somos indios.. En la reciente reunión de Washington de la segunda quincena de noviembre, se expresaron ideas seminales en el sentido de modificar las reglas por las que se rigen las instituciones internacionales capitaneadas por los Estados Unidos. Los políticos deben digerir las propuestas y el cuerpo diplomático llevarlas a cabo en conversaciones con el gobierno americano con la prudencia y decisión de la favorable coyuntura actual derivada de la recesión. De hecho nuestros compromisos políticos, de mantener el libre comercio y desechar el proteccionismo están vigentes. Podemos sin embargo usar el derecho de pataleo y demostrar que ellos obedecen las reglas del mercado, solamente cuando es conveniente para su sociedad y demostrar en su caso lo que sea más conveniente para nosotros.Una expresión clara de las ideas políticas es el TLC, que se formuló con la intención de constituir un área de libre comercio. Para garantizar esta, ninguna operación internacional puede llevarse a cabo sin canalizar el pago con alguna moneda que garantice al vendedor la recuperación de sus costos y la obtención de ganancias. Esta es la razón de que anunciemos al público que disponemos de 83,964 millones de dólares en la primera semana de diciembre del 2008. Además, en el ámbito político hemos conseguido que nos concedan hasta 30,000 millones de dólares (garantizados con pesos, que no valen nada en el ambiente del comercio internacional) para hacer frente a las especulaciones que desde México se lleven a cabo para usar como paraguas contra posibles devaluaciones locales. Este último, es claramente un acuerdo político con nuestros vecinos cuya materialización es en todas las ocasiones el resultado de un estira y afloja y la concesión de ventajas mutuas, con el trozo más grande de la porción para el más poderoso. Aún así, algo nos toca y es función del líder político la determinación de la utilidad para los gobernados de los acuerdos que puede aceptar y de los que debe rechazar.

5. Las reservas internacionales. Con estos recursos, casi todos del público, podemos garantizar nuestra solvencia. Claro está, siempre bajo la severa mirada del Fondo Monetario Internacional. Para un mayor entendimiento, debo decir que la mecánica de las reservas internacionales es simple: no son propiedad del gobierno de México, son nada menos ni nada más, que la garantía de que el público puede acceder al cambio de sus pesos por dólares. Sin dólares y simplificando, nuestra capacidad de comerciar con el extranjero se convierte figurativamente en cero. Es por esta subordinación que nos vemos confrontados súbitamente con tasas de cambio sacadas de los pelos o para ser justos, que provienen de los acuerdos que bajo cuerda lleve a cabo el Banco Central de México con el Fondo Monetario Internacional. Nadie se opone a que se lleven a cabo dichos acuerdos, la esencia de la discrepancia es que su lógica no es visible y que se propale el engaño o semi verdad de que el precio del dólar en pesos proviene de la oferta y la demanda de la divisa americana. Un aviso oportuno a los allegados o espías del Banco de México o bien la inteligencia financiera de los especialistas sobre una devaluación del peso de 30 centavos cuando el peso valga once pesos por dólar, produce una ganancia instantánea del 2.7 por ciento!. Por lo anterior, la información proveniente de nuestras relaciones con nuestro poderoso vecino debe ser diseminada en términos simples. Un ejemplo de la falta de consideración a esta sociedad es el anuncio de que tenemos la garantía de 30,000 dólares en SWAPS. Como el público no sabe que SWAPS significa que vamos a recibir la garantía de disponer de 30,000 millones de dólares para poder seguir en el mundo del comercio y que Estados Unidos nos los va a garantizar a cambio de que depositemos con ellos el equivalente en nuestros pesos, se está intentando indicarle al público que hemos obtenido un triunfo financiero, cuando en realidad se trata de la confirmación de nuestra debilidad y de que materialmente nuestra capacidad de interlocución política es muy pequeña.


6. Las tragedias por falta de transparencia y la seriedad de los compromisos con el Fondo Monetario: en 1994-1995 sufrimos la pena de no tener reservas internacionales y el país entró en quiebra con la consecuencia que tuvimos que aceptar los castigos políticos y económicos que nos ganamos en la arena internacional. Pero no nos alarmemos, que tanto es tantito; simplemente nos disciplinamos y ya. Pero queremos que nos expliquen el detalle con manzanas. Esa quiebra fue tan espectacular, que se usa en el mundo financiero como uno de los ejemplos que no hay que seguir, so pena de que los horribles castigos caigan sobre los transgresores que no sigan la medicina prescrita por los burócratas al servicio de la seguridad de los grandes poseedores de la riqueza mundial. Por otro lado, en esa crisis impuesta desde afuera, salvamos a los bancos y les hicimos cargar la cruz con filitos a los que menos tienen!. Devaluamos sin compasión y elevamos las tasas de interés a más del ciento por ciento bajo la mirada complaciente de las autoridades hacendarias que vieron reducida su autoridad a mucho menos que cero. Las autoridades sufrieron pero no cargaban la cruz pero el pueblo en general si sabía que “la cruz no pesa lo que cala....” y, ¡Recordad las tasas de interés en tarjetas de crédito de más del ciento por ciento anual!.

7. Las relaciones políticas se alteran con la recesión económica. En virtud de que las interrelaciones políticas se modifican radicalmente durante las tragedias de recesión económica, es prudente señalar que los Estados Unidos y el resto del mundo, están sufriendo una disminución global de la demanda y como corolario se está produciendo un gran desempleo. Esta sencilla secuencia se auto alimenta hasta el colapso económico y social de sociedades enteras y la consecuente búsqueda de alternativas. La recesión norteamericana de los años de 1930 en adelante, propició la intervención gubernamental en escala nunca vista y transformó los esquemas de la vida de varias generaciones. La recesión actual, además de acelerar los cambios en la sociedad y la política americanas, presenta oportunidades semejantes en el terreno de la política de México en su lucha contra los excesos de la política norteamericana. Para entendernos mejor definamos lo que es una recesión para darle sustancia a este relato: en efecto, la declaración no oficial de una recesión se materializa cuando el producto nacional de dos trimestres consecutivos ha sido inferior al logrado en los dos trimestres anteriores. La oficina americana de investigaciones económicas declaró el 2 de diciembre del 2008, que Estados Unidos se encontraba en el borde de una recesión desde diciembre del 2007. Como esta situación, de dos trimestres consecutivos de disminución del producto nacional, se ha presentado en Alemania, este país ha sido declarado en forma no oficial, bajo un proceso de recesión que incluye la disminución de la demanda agregada con su corolario el aumento del desempleo. Los canadienses, miembros del TLC, declaran una tasa de desempleo del 6.3 para noviembre del 2008. Los Estados Unidos declararon una tasa de 6.7% para noviembre del 2008. Por otra parte, en MMéxico la tasa de desempleo parece tener valores semejantes aun cuando las cifras específicas son de alrededor del 4.25% de desempleo para el mes de septiembre del 2008, con el periódico el Milenio citando cifras oficiales del 2 de diciembre del 2008. El periódico Reforma del 10 de diciembre del 2008, cita los datos del investigador Alfonso Bouzas de la UNAM, indicando que hay 14 millones de asegurados en el IMSS, de los más de 40 millones que están en la población con posibilidades de trabajar. Hay que agregar los asegurados del gobierno y los asegurados por empresas entre sus rangos superiores. Lo anterior, sugiere una brutal opacidad y casi negrura en el reporte del porcentaje de desempleados. Para resumir, la recesión es simplemente una situación en que la demanda agregada disminuye y a través de una complicada cadena de eventos se genera desempleo que retroalimenta la disminución de la demanda y así hasta el caos. Pero añadamos insulto a la injuria, el Banco Mundial, con sede en Washington, declaró que existe una recesión mundial: señala sin rodeos que no hay un mecanismo obvio para resolver la crisis y lograr la recuperación de la economía mundial. Tal como lo reporta el New York Times en su edición del 10 de diciembre del 2008. Su consejo a los países es el de conceder estímulos fiscales. La peculiaridad de esta crisis mundial es que la demanda agregada es débil y además no hay crédito. Las causas. La recesión mundial preocupa a todos los países de mayor desarrollo y también a los países que se mueven en las diferentes órbitas político-económicas de los países más desarrollados, como es el caso de México respecto de los Estados Unidos. Por ello, en octubre del 2008, en la reunión de los G-20 en Washington, se pusieron etiquetas precisas: la crisis se originó por la búsqueda de instrumentos financieros que produjeran las mayores ganancias, descuidando los riesgos inherentes. Se reveló que se presentaron ante el público, por las compañías autorizadas, acciones con riesgos excesivos y que hubo un manejo deficiente de los riesgos por parte del mercado. Se presentó ante el público inversionista un grupo de instrumentos financieros de mayor complejidad y opacidad lo que originó consecuencias financieras negativas, hubo además un exceso de apalancamiento, esto es, los operadores de las inversiones contrajeron demasiadas deudas en relación al valor neto de su capital y en consecuencia los sistemas financieros se hicieron más vulnerables. En el llamado Consenso de Washington se fijaron las reglas para que lo anterior no ocurriera de nueva cuenta. A pesar del férreo control financiero ejercido a través del Departamento del Tesoro de Estados Unidos, el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional, los vigilantes de la sanidad financiera del comercio internacional no se vigilaron a sí mismos. De pronto los documentos usados para los negocios financieros no podían ser evaluados y convenido un precio. La oferta y la demanda no funcionan si los participantes se niegan a aceptar las valuaciones de los vendedores en todo el rango de las operaciones. El juego se suspende.

8. Las herramientas de análisis. Apliquemos ahora las herramientas económicas para evaluar los efectos políticos sobre México en función de la recesión económica que invade el contorno internacional y cuyo origen último se atribuye a los problemas con las hipotecas de calidad subestándar y la crisis financiera de los Estados Unidos. Los orígenes de la crisis en el discurso de los G-20 no enlistan específicamente las hipotecas subprime y yo imagino que por modestia literaria. Refiriéndome al caso de México y a nuestra relación política, es necesario advertir que las políticas económicas de los Estados Unidos son a veces equivalentes a un ciclón o a una avenida súbita de un torrente y esto nos obliga a operar como receptores de fenómenos que no podemos controlar. Sin embargo existen en el país inteligencias matemáticas para tratar el fenómeno como si fuera un fenómeno natural. Aaún disponiendo de un equipo calificado para la colecta y análisis de cifras, el escrutinio de los indicadores norteamericanos sería siempre incompleto debido a la secrecía, desde el punto de vista económico, de los gastos relativos a la defensa y otros asuntos de política exterior, los datos globales del gasto en defensa están disponibles pero no son un asunto que permita incluirlos en un análisis serio. Los datos globales disponibles, serían en el mejor de los casos señales de confusión. Esa confusión se deriva de que no podemos separar los diferentes aspectos del fenómeno económico norteamericano en los aspectos políticos que nos interesan a nosotros. Por ejemplo, cuando ellos promueven un impuesto al etanol brasileño, forzan a la alza y por razones políticas el precio del maíz que nosotros les compramos. Lo anterior es válido como ilustración de las dificultades del análisis para la toma de decisiones políticas precisas por parte de los políticos mexicanos. El problema de la recesión ya declarada en el mundo, y para recordar a los internetescuchas, se presenta con características clásicas: disminución de la demanda agregada con desempleo, adicionada para darle sabor, con falta de solvencia para obtener créditos, problemas de embargos en el sector de la vivienda y una crisis financiera que se relaciona con el esoterismo, llamado también complejidad para leer la letra chiquita de las advertencias contenidas en el prólogo para los compradores de los documentos denominados derivados. Hay quien agrega el exceso de apalancamiento como un riesgo primario muy importante. Ambas ideas, casi magia para la mayoría de nosotros, se clarifican así: Los derivados son instrumentos financieros cuyos valores se fundan en el valor de activos tales como trigo, maíz, soya, acciones, hipotecas de casas, préstamos, bonos, etcétera. De acuerdo a la Wikipedia, los derivados pueden usarse para mitigar el riesgo de pérdidas económicas resultantes en el cambio del valor de los títulos que los sustentan. Por ejemplo cambios en el valor del algodón o del trigo para el caso de un industrial o de un productor. En México, ASERCA, (Apoyos y Servicios a la Comercialización Agropecuaria), opera coberturas de precios para algunos productos en el mercado norteamericano. Las aparentes coberturas en el precio del petróleo por parte del Secretario de Hacienda Carsten pertenecen en apariencia a esta categoría. Los derivados incluyen contratos para comprar o vender un activo en o antes de una fecha futura a un precio especificado el día de hoy. Las opciones son contratos que le dan a su poseedor el derecho, pero no la obligación, de comprar o de vender un activo. (Esto es lo que hace ASERCA). Los famosos SWAPS son contratos para intercambiar flujos de dinero en o antes de una fecha futura con base en el valor de las monedas o las tasas de cambio, mercancías, acciones u otros activos. Infortunadamente para el inversionista que confía en obtener ganancias o protegerse del riesgo de perder su capital, pueden hacerse combinaciones de estos derivados que contengan pequeños detalles que aumenten el riesgo de perder el capital invertido, o de introducirse en problemas que ordinariamente pasan desapercibidos hasta que pasan. Cuando se lee y comprende el significado de la letra chiquita de los contratos es cuando se descubre cuan riesgosa era la operación. La idea del apalancamiento es simple: sobre una base pequeña de activos se obtiene un número grande de préstamos. La idea es que el interés del préstamo a la empresa sea menor que el de la inversión que esa empresa hará en el siguiente paso, con lo que aumentará sus ingresos. Este proceso también aumenta sus riesgos.

9. La influencia concreta de la economía norteamericana sobre México. Ejemplo claro del carácter incontrolable de los efectos del desarrollo natural de la economía norteamericana, es la crisis financiera resultante del desastre de las hipotecas de alto riesgo o subprime que no tienen una conexión directa con las variables económicas usuales de México. Los mismos norteamericanos las atribuyen al mal funcionamiento de la economía de libre mercado que no controla ni a los acreditados ni a los acreditantes de recursos financieros. En el maremagnum de la baja en las bolsas, los precios de granos y petróleo han cambiado a la baja. Estos bajos precios del vaivén de la economía norteamericana, dejan sin aliento a los que con el espejismo de los aumentos de precios, sembraron y ahora sus cosechas no tienen el valor planeado. En el corto lapso de unos meses, los precios se dispararon y después disminuyeron dejando a los productores en la incertidumbre. Los funcionarios encargados del manejo político de estos aspectos de nuestra seguridad alimentaria, contestan con una apelación al mercado ya que no cuentan con almacenajes de productos básicos que les permitirían (a un alto costo por cierto), sortear una tragedia alimentaria mayor. En el pasado príista si se tenían reservas específicas por tipo de alimento. Esa conducta afectaba a la baja las ganancias de los hombres de negocios de México. Teniendo a la fecha un gobierno proclive a las políticas de libre mercado, es de entenderse que este comportamiento, aunque promueve la eficiencia en el uso de los recursos tiene la desventaja de conducirnos a sucumbir sin defensa frente a los acontecimientos externos, especialmente los financieros. Todo el conjunto de los factores anotados, apuntan a la necesidad de acomodo político con los políticos norteamericanos: que son nuestros compradores mayores, manejan nuestras posibilidades de compra en el exterior vía las reservas internacionales y determinan en el corto plazo, la estructura de la producción de México.

Las hipotecas. De pronto, escuchamos que hay despidos y reajustes en la producción de automóviles (cuyas matrices o subsidiarias migraron a México, Brasil o China). Después, nos enteramos que existe una crisis financiera porque hay un gran grupo de compradores a crédito de casas que no pueden pagar porque para empezar ya estaban clasificados como clientes riesgosos que ya antes se habían declarado en quiebra o que eran morosos en sus pagos o que por diversas causas estaban marcados con tache por los buroes de crédito de los Estados Unidos de América. Estos supuestos indeseables, morosos y perdedores cayeron en la argucia de las hipotecas con interés ajustable que implican, al caer la demanda por nuevas casas, el eventual despido de trabajadores de la construcción, muchos de ellos ilegales mexicanos, con la consecuente disminución de las remesas de dólares a México. Las hipotecas que se denominan despectivamente “sub-prime” y causa aparente del desastre financiero actual, son originadas por préstamos a personas con una historia crediticia pobre o bancarrota personal, o con bajos ingresos fijos. Quien califique con una historia crediticia pobre pagará más intereses que quien ofrece la seguridad moral y financiera de que puede pagar. El mecanismo usado para atraer a los subprimos es como sigue: por dos años el contratante subprime de una casa pagará bajos intereses fijos y por los 28 años siguientes tendrá que pagar una tasa ajustable anual basada en la tasa LIBOR para préstamos entre los bancos. esta es la tasa de referencia para las hipotecas con tasa de interés variable, más una sobretasa del 5%. Los pagos suelen incrementarse en cientos de dólares por mes. Con un salario fijo, un reajuste al alza, significa un desastre familiar, si no se tienen recursos alternos. Los préstamos hipotecarios de este tipo totalizaron 600 mil millones de dólares en el 2006, con lo que constituyeron el 20% del mercado hipotecario de Estados Unidos. Como un ejemplo verificable y utilizando datos reales, un jefe de familia con un ingreso medio anual de 36 mil dólares compra una casa de $200 mil dólares en mayo de 2003 a treinta años de plazo, con una tasa fija por dos años de 1.2214% más tres puntos porcentuales por servicios varios, pagará mensualmente $980.00 Pero al comenzar el tercer año , en mayo de 2005, su tasa de interés anual se incrementa en 5 puntos mas la tasa LIBOR en ese mes de 3.7789%, y su pago mensual se incrementa a $1544.00 por mes. Claro está que el efecto del incremento puede variar también en su favor. El problema radica en que un cambio de estos puede significar una tragedia de embargo en el corto plazo. Y si el subprimo perdió el empleo, su casa y sus sueños se irán por la borda. De pronto, el sistema financiero se colapsa porque súbitamente las hipotecas usadas como la garantía para obtener recursos entre bancos, dejan de tener un valor específico, o han sido embargadas. Algunos propietarios han estado pagando por años y como consecuencia del incremento de las tasas de interés y la baja en el precio de sus propiedades, ahora deben más que el valor de ellas. Estos últimos, pueden vender sus casas y quedar endeudados por los próximos años o décadas siguientes Nadie quiere prestarle a nadie más que a tasas que cubran el riesgo que en muchos casos es inaceptable. Al no haber inversión no hay empleos y el riesgo de una crisis general se hace inminente. Creo que el inefable Kafka emigró de México a los Estados Unidos!. Para el año de 2007, la pérdida de empleos aceleró el proceso de retraso en los pagos mensuales de las hipotecas, el remate de las casas y la disminución de sus valores, creando un desorden internacional en todos los países que habían adquirido la garantía de los pagos de préstamos a Estados Unidos de América, con base en las promesas del pago de hipotecas “sub-prime”. El efecto neto de este problema financiero fue el producir el cierre de algunos bancos y la subsiguiente disminución de la oferta de crédito. Sin embargo el fenómeno no paró allí, los no subprimos o gente pudiente, han empezado a caer en el problema de no-pago. La disminución consiguiente en la construcción de nuevas viviendas, reduce la demanda por los artículos ensamblados o construidos en México, y aunque para Estados Unidos esta es una operación marginal, para muchas empresas mexicanas esto significa la pérdida del mercado y su emigración a lugares más competitivos, entiéndase con mano de obra más barata y condiciones económicas más favorables.

10. El análisis. Los clásicos y Keynes. En el ambiente descrito, propongo usar las herramientas keynesianas y clásicas, para mostrar los efectos de la política norteamericana sobre México: En primer lugar, el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLC) liga asimétricamente a las economías de Canadá y Estados Unidos con México por la disparidad de los ingresos per cápita. Con un cálculo de 9,000 dólares per cápita para México en el 2003 y con los datos disponibles, los ingresos per cápita del Canadá fueron 3.3 veces los de México y los de Estados Unidos 4.2 veces mayores. Agréguese a lo anterior, una distribución muy desigual del ingreso en México y tendremos un coctel muy amargo cuando las desventuras económicas golpean a los Estados Unidos y se desaceleran nuestras exportaciones en el área, configurando un terreno en el que el desempleo aumenta y el ambulantaje prolifera hasta el hartazgo. Pero ahora, hagamos uso de las herramientas macroeconómicas: ¿que ocurre cuando la cantidad de dinero en el sistema se aumenta o disminuye, que sucede cuando el gobierno aumenta su gasto?. O peor aún, cuando nadie quiere prestar porque la incertidumbre es muy presionante y la única salida son los instrumentos del gobierno, tales como los bonos del tesoro en Estados Unidos o los cetes en México. Esta y otras interrogantes se pueden analizar, estudiando el efecto de los cambios en la cantidad de dinero sobre el ingreso y la tasa de interés y los cambios que se efectúan en el entorno económico cuando aumenta el gasto del gobierno. En pocas palabras, si por cualquier mecanismo aumentamos la masa monetaria y la gente se lo guarda en el colchón, el efecto sobre el ingreso global es nulo y de nada sirve. En este caso podemos recurrir a la inversión pública para efectuar un cambio positivo en el ingreso global. Esta es la receta de Keynes, economista inglés del siglo pasado que ejerció una influencia notable en la recuperación de los Estados Unidos en la memorable recesión de los 1930”s. Por otro lado, si la gente no mete su dinero al colchón y se lo gasta e invierte, se tendrá un efecto sobre el ingreso nacional y sobre la tasa de interés. Este es el llamado caso clásico. Hasta el momento, los políticos norteamericanos están aplicando la política monetaria. El Presidente electo Obama ha anunciado grandes programas de inversión para el futuro próximo. Los analistas norteamericanos deberán esforzarse por generar nuevas y más eficientes teorías, cuyo apoyo será sin duda alguna la posibilidad de usar los hábitos de gasto y de trabajo al nivel micro de la empresa y el consumidor individual en tiempo real, con el manejo de inimaginable número de cifras. Para los radioescuchas que gustan del martirio analítico, he citado la fuente teórica en la bibliografía correspondiente.[1] Para esos mismos curiosos, les diré que es suficiente conocer y aplicar el concepto de la derivada total. La creación de dinero. A estas alturas de la plática, y respecto al comentario anterior, uno tiene derecho a preguntarse como se crea el dinero, aparte del hecho de que el gobierno puede echar a andar la producción de billetes. Quizá la manera más impresionante es la relativa a la intervención bancaria a través de préstamos provenientes de un depósito y la presencia de requerimientos de reservas. Por ejemplo, uno puede crear un máximo de 5000 pesos a partir de un depósito de 1000 pesos, que requiera guardar en el Banco de México el 20 por ciento de cada operación. No profundizaré en este asunto más que indicando que las dos primeras operaciones del banco serían así: el banco recibe un depósito de 1000, presta 800 y deposita en el banco central 200. En el segundo round obtiene un depósito de 800, presta 640 y manda a la reserva el 20 por ciento o sea 160 unidades y así sucesivamente hasta crear aritméticamente un total de 5000 unidades prestadas. Vía bancos se crea dinero que deja de existir cuando los préstamos se liquidan. Por este método de creación de dinero, se puede incentivar el sistema cuando esto se juzga lógicamente necesario. La aplicación de la política fiscal. .En el caso de las propuestas de intervención gubernamental de Keynes, se postula la oportunidad de usar el gasto gubernamental directo para resolver los problemas derivados de una recesión como son el desempleo y la falta de inversión. Por desgracia, los impuestos y el gasto directo de los recursos resultantes, tardan tiempo para implementarse, la disminución de impuestos es mucho más rápida que el gasto en obras públicas. Por ejemplo, repetimos que en el caso de una recesión, la demanda agregada es insuficiente, lo que implica desempleo y pérdidas del producto potencialmente obtenible, la intervención inmediata del gobierno es esencial para evitar daños irreparables a los individuos o familias tal como puede ser el embargo de la propiedad familiar que no tendrá un arreglo que corrija el desastre en el corto plazo. Si el mundo americano incrementa su volumen de producto, esto es su ingreso nacional,, la agregación de sus consumos se convierte en importante para los exportadores mexicanos y para la mano de obra mexicana que se encuentra en los Estados Unidos, lo cual a su vez significa mayores remesas de dólares a México y en consecuencia un aumento de la oferta local de dinero y una mayor oportunidad para los importadores de mercancías terminadas o de insumos para la industria local. El aumento en la actividad económica en Estados Unidos significa que nos compran más e invierten en México. Con la tasa de interés más baja en México, algunos capitales se invierten aquí también.¿Pero que ocurre en México cuando la oferta de dinero en Estados Unidos de América se incrementa?. Como en México hay tradicionalmente una mayor tasa de interés, parte del dinero americano se invierte en México y engrosamos nuestra cuenta de reservas internacionales. De encontrarnos en la condición para la aplicación de la política monetarista, cosa que se supone, nuestro ingreso aumentará. Cuando la tasa de interés aumente en Estados Unidos, el dinero será recuperado en dólares y nuestras reservas disminuirán, haciendo nugatorio cualquier plan que hayamos imaginado. Porque, ojo, de acuerdo a las reglas empíricas existentes, y celosamente aplicadas por el Fondo Monetario, deberemos tener suficientes reservas en el IMF o donde quiera que ustedes lo imaginen para cubrir por lo menos tres meses del flujo promedio de importaciones, debemos demostrar que tenemos para el pago de un año de las amortizaciones de adeudos con el sistema del Fondo Monetario Internacional y además el ahorro financiero debe ser guardado en más del 10% del saldo. RESERVAS INTERNACIONALES. Recordamos el secreto, las reservas internacionales no son propiedad total del gobierno mexicano, salvo los ingresos de PEMEX, son simplemente la garantia de que podemos cumplir con nuestras transacciones en el momento que los particulares o el país (en el caso de los activos de PEMEX) lo necesiten. La vigilancia que las instituciones internacionales ejercen sobre la oferta monetaria mexicana acota los posibles movimientos de política económica que podemos efectuar y en cambio nos garantizan estabilidad. Las recientes discusiones entre el Banco de México y la Secretaría de Hacienda sobre la tasa de interés mexicana, mueven a risa porque las tasas de interés del Banco son determinadas por su posición en el Fondo Monetario Internacional. Este Fondo goza de la prioridad de que su moneda corriente (el dólar básicamente), es al mismo tiempo la garantía de su buen comportamiento. Como si todo lo anterior fuera poco, el riesgo país es determinado por compañías privadas que califican la posición de riesgo del país con un procedimiento figurativamente simple: 10 de calificación es excelente y su equivalente a menos de seis es reprobado. Estas mismas compañías privadas califican el riesgo de las empresas privadas mexicanas.


11. Condiciones políticas. Las que nos han sido impuestas, (con nuestro consentimiento e ignorancia en ocasiones), deben ser conocidas por la masa de votantes mexicanos para juzgar políticamente los movimientos que tiene que realizar el gobierno mexicano para mantener a este país en el mundo de las ventajas y desventajas de nuestra relación con el exterior y en particular con los Estados Unidos. Por lo anterior, en todas nuestras relaciones con Estados Unidos en particular, tenemos que seguir las reglas ortodoxas de libertad de cambios y promoción de la iniciativa privada. Nosotros nos metimos solititos en estos berenjenales. La furia contra el mal comportamiento de nuestros socios del Tratado de Libre Comercio no es una solución. Creo firmemente que la transparencia total de estos asuntos nos permitirá racionalizar nuestra argumentación y optar por las soluciones políticas más convenientes. De esto estoy convencido por la inmensa demostración de talento que dió la izquierda y que se evidenció en la discusión de la Reforma Energética de Calderón.

A MANERA DE EPILOGO.

Los hechos políticos recientes sugieren la necesidad de discutir abiertamente entre nosotros las condiciones políticas que nos condicionan en nuestras relaciones económicas con el mundo exterior y hacia el interior de esta sociedad que ha dado muestras de poderío intelectual y de capacidad para la acción.


Los compromisos que hemos adquirido deben revisarse a conciencia. Inclusive aquellos que están bajo el velo del secreto o son demasiado vergonzosos para sacarlos a la luz. Es necesario hacer de la invención y la política innovadora líneas precisas de comportamiento, especialmente a los niveles de excelencia, sin descuidar la educación técnica.


Respecto a nuestra subordinación política deben reexaminarse los parámetros sobre la cual se sustenta, para que la sociedad conozca cuales son las limitaciones temporales a las que nos enfrentamos.

El asunto relativo a que nuestra moneda no tiene valor más que en función del dólar, el oro o una canasta de monedas fuertes, debemos pugnar por ejemplo en convertirnos en una primera etapa en moneda fuerte digna de figurar como garantía en nuestras transacciones comerciales con el resto del mundo.

El mundo político debe estar alerta a los cambios que conducen al desastre antes de que este ocurra. Lo anterior puede lograrse con una comunicación legislada con los poderes ejecutivo y judicial. Esto presupone partir con iniciativas en las cámaras.

Con motivo de la recesión actual, las relaciones económicas y políticas se alteran. Una vigilancia estricta sobre estos asuntos permitirá aprovechar las oportunidades que presente la escena internacional.

Las herramientas económicas y sociales del mundo occidental, tienen su razón y fortaleza en los resultados que obtienen. Este es un momento de participación en el desarrollo de nuevas herramientas para el futuro y no tan sólo en el terreno económico sino en los aspectos científicos de la biotecnología y la fusión nuclear por ejemplo. Los recursos que allí se empleen redituarán en términos económicos y de afianzamiento del carácter mexicano. Los boletos de entrada a esos escenarios cuestan en serio.

El Tratado de Libre Comercio no se manifiesta como una solución para formar una alianza con Canadá y los Estados Unidos porque nadie cede en sus intereses. Cuando a los norteamericanos así les conviene, usan su formidable aparato intelectual para fundamentar los argumentos para cerrar fronteras o proteger su producción o los empleos de sus ciudadanos. México a su vez sigue manteniendo una estructura tarifaria que nulifica la importación de libros o de automóviles y otros bienes con argumentos kafkianos. No digo que carezcan de razones para hacerlo, pero las aduanas de México se siguen comportando como meras puertas de alcabalas.

Es por tanto, urgente determinar los intereses que esta sociedad considera importantes. No se puede satisfacer a todos y ni siquiera afirmar tajantemente que nos podemos poner de acuerdo. La sangre derramada en los siglos 19 y 20 nos contempla con rabia y esperanza. Requerimos identificar los liderazgos políticos que asumo son los de la izquierda por su vocación de respeto al individuo y a la colectividad. Esto nos perfilará para la discusión al exterior. Es necesario diseminar la información que oriente a los ciudadanos para formarse una conciencia política para la acción. Esta conciencia se debe fundamentar en el interés real por el avance social, considerando nuestra posición frente al mundo externo y la realidad política interna. Requerimos la diseminación del modelo político de izquierda que genere esperanza política y confianza en la dinámica del modelo político seleccionado. Finalmente, requerimos formular un mejor programa de educación política exitosa, que se concrete en resultados específicos para los ciudadanos.

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[1] Dernburg F. Thomas y McDougall Duncan M., Macro-Economics, McGraw-Hill Book Company Inc., New York, 1960, p. 135.