lunes, 8 de diciembre de 2008

PLAZA PÚBLICA

MIGUEL ÁNGEL GRANADOS CHAPA

Javier del Real Magallanes

Aunque la versión más lógica y sostenible es que la Secretaría de la Defensa Nacional metió en la de Seguridad Pública una cuña, en la persona del general de división Javier del Real Magallanes, nuevo subsecretario de Estrategia e Inteligencia Policial, el principal afectado por esa decisión, Genaro García Luna intentó maniobrar para hacer creer que a él se debe esa designación.
Según la especie favorable a sus intereses, García Luna habría solicitado al Presidente de la República la incorporación del divisionario a la Secretaría que él encabeza: “Fuentes de la SSP federal comentaron que el propio García Luna realizó un intenso cabildeo para que se autorizara la inclusión del militar en activo a la estructura de la SSP.
“El general Del Real mantiene una estrecha amistad con García Luna. Han coincidido en diversas tareas. Ambos trabajaron en el Centro de Investigación para la Seguridad Nacional” (El Universal, 5 de diciembre).
Podría ser verdad lo dicho en esa nota, si se considera el aval que repetidamente ha brindado en fechas recientes el presidente Calderón a su Secretario de Seguridad Pública. Pero es más verosímil la tesis de que, hombre de confianza del general secretario de la Defensa Guillermo Galván, el nombramiento de Del Real Magallanes sea un acto de presencia de la Sedena en la SSP, para irle de la mano al titular. Son conocidas las diferencias y aún enfrentamientos de las dos secretarías y se ha sabido de la alerta que un grupo relevante de generales lanzó contra la designación de García Luna como jefe del Cisen (que era la posición que le estaba destinada en noviembre de 2006) y la expresión de desconfianza que el propio general Galván habría emitido ante su jefe cuando García Luna fue nombrado Secretario. En este caso, la inclusión de un militar avezado en asuntos policiacos significaría el principio del fin del cacicazgo que el titular de la SSP ha pretendido ejercer en las fuerzas federales de seguridad. Por lo pronto, tuvo que desplazar a su amigo Facundo Rosas para hacerle lugar al general recién llegado, y lo confinó a otra Subsecretaría, la de Prevención, Vinculación y Derechos Humanos, distante de la operación policiaca misma.
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