lunes, 8 de diciembre de 2008

Sufre el país de parálisis sindical, una “especie de derrota sicológica”





■ Se diluye la credibilidad, prestigio, poder y membresía de grandes gremios corporativos

■ Los independientes se han “contagiado” y caen en la apatía, advierten expertos laborales

■ Imposible, contar las veces y la cantidad de dirigentes que han amagado con paro nacional

El sindicalismo mexicano atraviesa por una crisis de representatividad, en la que las grandes centrales corporativas han perdido credibilidad, prestigio, poder y membresía; mientras la mayoría de las organizaciones llamadas independientes están desunidas, aletargadas, y han tenido poca capacidad de respuesta ante las políticas antiobreras aplicadas por los gobiernos recientes. Unas y otras permanecen calladas e inmóviles frente al avasallamiento de los derechos laborales en el país.

Desdibujados y más preocupados por sus constantes relecciones y ampliaciones de mandato, los líderes sindicales –con pocas excepciones– apenas alzan la voz ante la violación sistemática de la Ley Federal del Trabajo; han aceptado el recorte de los contratos colectivos y de los contratos-ley; negociaron las políticas que cercenaron los sistemas de jubilación y dejaron que el ahorro obrero se fuera al sector financiero privado para su libre especulación; además, han permanecido inmóviles frente al desplome del poder adquisitivo de los salarios, señalaron especialistas en temas laborales.

Los expertos agregan que muchas organizaciones corporativas están atrapadas en estructuras ineficientes, corrupción, falta de democracia interna, burocracia y simulación; en los hechos, la mayor parte “ya no representan realmente a los trabajadores”, sino los intereses de sus líderes, “quienes están más pendientes de quedar bien con el patrón y con el gobierno que con sus afiliados”. Si hoy día se hiciera una consulta a la mayoría de los afiliados, votarían por no tener sindicato.
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