domingo, 11 de enero de 2009

El Despertar

José Agustín Ortiz Pinchetti

■ A la democracia por la adversidad

Quizás podamos convertir las adversidades en estímulo para cambiar y progresar. Reconozco: pueden ser tan abrumadoras que aplasten la posibilidad de una respuesta. Éste es el riesgo. Si nuestro propósito es comprender y no fantasear, afrontemos los hechos portadores de adversidad.

La economía ha empeorado por la irresponsabilidad de los gobiernos recientes. El actual tendrá que enfrentar, simultáneamente, la pérdida del precio del petróleo, que significa 45 por ciento de su presupuesto; el costo creciente de la burocracia; la crisis estadunidense, que reduce nuestras exportaciones; el peligro de una balanza externa con déficit insólito; aumento en precios de básicos y desempleo; dificultad para importar alimentos y gasolina y, quizás, nuevas devaluaciones en 2009.

El lado peor de nuestra vida pública es la corrupción y su impunidad. Preocupa a las organizaciones internacionales y el hombre común la constata cada día. Los efectos son destructivos: desigualdad, anulación de la competencia, descomposición de las fuerzas de seguridad, cinismo como parte de nuestra cultura.
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