¡Oh Israel el de la tierra prometida!
Entre los pueblos te sientas
cubierto de lodo.
Entre los pueblos marcados por la infamia
tú sobresales.
El más Pobre de tus hijos
yace muerto.
Cuando mayor era su hambre
tus otros hijos alzaron la mano contra el.
Todos los saben.
Con sus manos alzadas,
alzadas contra el hermano,
ante ti desfilan activos
riéndose en tu cara.
Todos lo saben.
En tu casa
la mentira se grita.
Y la venda la tienes amordazada.
¿Acaso no es así?
¿Por qué te ensalzan los opresores?
¿Por qué te acusan los oprimidos?
Los explotados
te señalan con el dedo, pero
Los explotadores alaban el sistema
inventado en tu casa.
Y, sin embargo, todos te ven
Esconder el borde de tu vestido ensangrentado
con la sangre del mejor
de tus hijos.
Los discursos que salen de tu casa producen risa.
Pero aquel que se encuentra contigo, echa mano del cuchillo
como si hubiera encontrado un bandido.
¡Oh Israel el de la tierra prometida!
¿Que han hecho tus hijos de ti
para que, entre todos los pueblos,
provoques la risa o el espanto?
Bertolt Brecht