• El culebrón de los acuerdos paralelos
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En política, mi estimado, uno no tiene lo que merece… sino lo que negocia. Accidentada y cardiaca la situación de la economía estadunidense que sigue sin llegar al fondo arrastrando a nuestro país infectado con el inofensivo “catarrito” que trae en picada el valor del peso, que ya lleva una devaluación marca ACME.
El delicado techo que ayer alcanzó la barrera de los 14.50 pesos, my friend, no sólo obligó al Banco de México de Guillermo Ortiz a entrarle a la divertida fiesta de la subasta de las reservas, que parece ser el único trampolín para que el peso dé escalofriantes piruetas, sino que trae el curiosito recuerdo sobre las cacareadas promesas de Felipe quien se cansó de escupir que no habría devaluación, ni hablar de la inflación (que ya anda en el 7%), el gas, la gasolina y su joyita del empleo en aquellos agitados días de controvertida campaña.
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