Salvador García Soto
Serpientes y Escaleras
Mientras en público EU elogia la guerra contra el narcotráfico del presidente Calderón, su ‘establishment’ critica con dureza el fracaso de la estrategia mexicana
En lo que llaman eufemísticamente la “nueva etapa” de la relación con México, Washington ya tiene bien definidas sus prioridades: su seguridad interna, el proteccionismo económico y la migración controlada.
Y para lograrlas, en la pactada transición entre la desastrosa administración Bush y la esperada gestión de Obama, el imperio recurre a la consabida estrategia de “la zanahoria y el garrote”: mientras Barack sonríe y le da palmaditas en la espalda al presidente Calderón, el saliente George orquesta toda una campaña para declarar a México “Estado fallido” y preparar el terreno para una mayor injerencia e intervención estadounidense en nuestro país.
El doble lenguaje que caracteriza a la política exterior estadounidense es evidente: mientras en público las autoridades de la Casa Blanca —las salientes y las que llegan— elogian la violenta guerra contra el narcotráfico emprendida por el presidente Calderón y le dicen “¡qué valiente decisión!”, a través del poderoso establishment estadounidense, donde se ubica la burocracia que decide la política exterior, le envían al gobierno mexicano mensajes cada vez más duros y directos sobre el fracaso de su estrategia antinarco, y hablan de “focos rojos” en su vecino del sur.
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