miércoles, 7 de enero de 2009

LA RECESION, EL COMPORTAMIENTO POLITICO Y EL PAPEL DEL LIDERAZGO.


Dr. Francisco J. Andrade

Enero de 2009


Durante 2008, las pérdidas de valor de los instrumentos comercializados en el mercado de valores de Nueva York, alcanzaron un total de siete trillones de dólares. Con una población de 305.5 millones de personas la desaparición mágica e indeseada de la riqueza acumulada previamente a la crisis, significa que cada habitante de los Estados Unidos vio la evaporación en el aire de más de veintitrés mil dólares. Lo anterior con base en las afirmaciones del New York Times del pasado primero de enero. Para los curiosos les diré que en las cuentas de billones y trillones, la convención de la llamada escala corta es de que cada nueva designación mayor a un millón es mil veces el valor del término anterior: así un billón corresponde a mil millones y un trillón corresponde a mil billones. Por tanto, un billón corresponde a mil millones de nuestra cuenta o 10 elevado a la novena potencia. Un trillón equivale a 10 elevado a la doceava potencia o sea, mil billones. Estas infames cantidades de dinero se antojan producto de algún encantamiento, por lo que es mejor olvidarse de ellas.

No podemos sin embargo olvidar sus consecuencias. La brutal disminución de recursos potencialmente disponibles significa finalmente que la masa monetaria disminuyó, al menos en lo que se refiere a la capacidad de los bancos para crear dinero. Esto a su vez significa que existen mercancías en una cantidad que no desapareció y en consecuencia los precios de las mercaderías bajaron también, al tener como unidad de cuenta a la moneda corriente. En este tenor, trataré primero el tema de las materias primas agrícolas y pecuarias, en particular el tema de la leche que parece haber desaparecido de las consideraciones políticas locales: en seguida haré un comentario sobre la gasolina y su manejo mercadotécnico por el Señor Doctor Carstens. Empecemos con los lácteos. Los subsidios norteamericanos a los granos como maíz y trigo entre otros, a las oleaginosas, al algodón al azúcar y a los productos lácteos no han cesado, según información fidedigna de épocas recientes. En particular y en relación a los lácteos, el New York Times del día dos de enero reporta que México importó 853 millones de dólares de leche en polvo en 2007, en tanto que en 2003 las importaciones de este producto sumaron solamente 258 millones de dólares. Somos el primer importador de leche en polvo proveniente de los Estados Unidos. Para los importadores, la economía del producto es muy entendible: con 453 gramos (una libra) de leche en polvo se rehidratan aproximadamente 5 litros de leche y el costo de los cinco litros es de 10.64 pesos. Para este cálculo usé el precio de soporte oficial que es de 80 dólares por cien libras de leche en polvo. De acuerdo al costo por cinco litros, el costo bruto por litro de leche rehidratada es de 2.13 pesos, y ya entrado en los cálculos, suponiendo que el transporte, los trámites y los agregados cuesten otros dos pesos, el industrial avezado o abusado, tendrá ganancias que no esperaba. Aquí puedo suponer, es donde el Dr. Carstens procedió unilateralmente a devaluar el peso, dentro de las reglas (todo dentro de la ley), que no son conocidas de los votantes por supuesto. A la tasa de cambio de hace unos meses, las hipotéticas ganancias que he inventado serían mucho mayores. A estos efectos, se agregan otros que sería prolijo enumerar y que requieren la discusión abierta y franca, pues de otra manera no habrá más remedio que seguir insistiendo en una discusión a la cual el gobierno hace oídos sordos, contribuyendo al desconcierto. Dentro de las hipótesis, uno puede suponer que la baja en la masa de dinero derivada de la “desaparición” del dinero de las acciones, sugirió naturalmente que los comerciantes mexicanos aprovecharían la oportunidad para ganar dinero, comprarían dólares y en consecuencia disminuirían las reservas de dólares que el Fondo Monetario custodia y en consecuencia que podríamos entrar en bancarrota. Lo anterior debido a nuestros compromisos con el Fondo Monetario respecto a nuestros adeudos conocidos y a las importaciones que debemos hacer, amén de otros detalles de la miscelánea de compromisos. Estos son asuntos que interesan a todos los votantes y que en consecuencia deben ser aireados en lugar de tratar a la masa de votantes como analfabetos y a sus líderes como una amenaza para México. En lo que respecta a la gasolina, las cuentas son igualmente sangrientas. Si les compráramos gasolina a nuestros amigos gasolineros de Fort Worth, Texas; la podríamos conseguir el día 4 de enero del 2009 a un dólar con 35 centavos el galón. En litros y pesos el costo sería de 4.74 pesos por litro; para ponerla en México bastaría una fracción de los tres pesos restantes para venderla en México al precio de PEMEX para la Magna. Pero añadámosle insulto a la injuria y veamos el precio de mayoreo en tambaches de mil barriles de 42 galones cada uno puestos en el puerto de Nueva York: el litro costará al mayoreo 3.65 pesos el litro. Con cuatro pesos adicionales para transporte y otros gastos misceláneos incluyendo ganancia, un gasolinero emprendedor, obtendría ganancias importantes. Pero añadamos más agravios, en virtud de ser socios en una refinería en Texas, obtendremos un precio de por lo menos el 80% de los 3.65 pesos o sea, 2.92 pesos por litro puesto en Texas. Al ver estos números, invariablemente, el equipo del Dr. Carstens nos dará todas las reglas que lo obligan a tener precios altos y a subirlos todavía más. Esas reglas y esas limitaciones son las que queremos saber, para utilizarlas políticamente y que no puedan esgrimirse desde la oscuridad en detrimento de los votantes. Inclusive pueden convencernos de que la situación es justa y necesaria.

Me referiré brevemente entonces, a la impunidad política en las consideraciones del Dr. Agustín Cartens, este tipo de hechos lo llevan a efectuar devaluaciones que a lo mejor son adecuadas pero que necesitamos que nos las explique a los votantes interesados y al público en general, con peras y manzanas. Por supuesto que es políticamente doloroso haber dicho en junio del 2008 en la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico, OCDE “...que la economía mexicana ya no sigue los ciclos de los Estados Unidos como en el pasado...” y que cuando Estados Unidos tiene neumonía México sólo tiene un resfriado”. Por supuesto que el Doctor se curó en salud cuando añadió que el contexto favorable se debía a los altos precios petroleros y del transporte marítimo. Este tipo de impunes manifestaciones políticas que son únicamente ilusiones para un público aparentemente olvidadizo, deben ser combatidas a fondo por la izquierda y utilizadas ampliamente en los foros del debate político. Foros que solamente se alimentan en el comportamiento político de los votantes.


A este punto debo referirme sin mayores vueltas porque tiene gran importancia para las próximas elecciones de este año: y para los bestialmente curiosos, hago el señalamiento de la referencia de internet correspondiente http://www.econlib.org/library/Enc/PoliticalBehavior.html. De este escrito relativo al comportamiento político, hago mención general enseguida, porque contiene algunas verdades que hemos de tragar aún cuando nos lastimen el gaznate. Aquí van; en contraste con el mercado de bienes y servicios, la persecución de beneficios políticos a través de la asignación de recursos para los proyectos políticos tales como los relativos a la educación y la seguridad social, solamente pueden rentarse y no comprarse como cuando se compra una casa. Esto significa que al cambiarse el Congreso, cesan todos los compromisos anteriores y habrá que empezar de nuevo. El cumplimiento de las decisiones democráticas obliga a todo el mundo, aunque uno no haya votado por la medida en cuestión. Por tanto, el votante tiene muy limitados incentivos para participar en las contiendas políticas, ya que su voto individual no cuenta ni puede manifestarse con intensidad ni pasión, aunque el votante específico desee un resultado particular con gran vehemencia. Por otro lado, al político no le interesa tanto el futuro, que afectará a otros votantes quienes todavía no votan. Por ejemplo, es cierto en México que la mayoría de los votantes no conocemos el nombre del Diputado o Senador que nos representa en el Congreso. Finalmente un punto histórico que enseña la necesidad de utilizar la política en contraposición a un buen corazón. Cito del V tomo de México a Través de los Siglos la experiencia dolorosa del General Ignacio Comonfort que siendo el héroe del Plan de Ayutla que coadyuvó a la eliminación de las ideas Santanistas, fue abandonado por sus ideas políticas conciliadoras de lo irreconciliable en tiempo y lugar, ya que no halló a los hombres de buena voluntad de ambos partidos que ayudaran al país a salir del desastre y que para completar, sufrió en enero de 1858 el ultraje de la defección de casi todos los cinco mil hombres de su ejército en menos de 24 horas. Políticamente no lo aceptaron ni amigos ni enemigos.


Sobre estos puntos específicos, del comportamiento político, es que podemos hablar de la necesidad de fomentar el liderazgo de políticos cuyo carisma, como el de Andrés Manuel López Obrador, sea capaz de incrementar el interés de los votantes a pesar de las reglas políticas que ahora existen.