Carlos Fernández-Vega
■ En América Latina, sólidos son los indicadores de pobreza y miseria
■ Déjà vu anticíclico
América Latina, la región más desigual del planeta, se las verá negras a lo largo de 2009. En los últimos seis años “sólo” se las vio grises, lo que motivó cierto entusiasmo en algunos gobiernos y organismos regionales. Pero el supuesto “nuevo aire” registrado por la mayoría de sus economías –no incluida la mexicana, desde luego– parece haber llegado a su fin, cuando menos en este 2009 que apenas comienza.
Que el promedio anual de crecimiento regional alcanzará 4.9 por ciento sostenido en el último sexenio provocó el júbilo de no pocos, quienes en medio de la fiesta dejaron a un lado un elemento fundamental: que dicho crecimiento, sin ser la panacea, benefició al grupo compacto de siempre, porque los indicadores de pobreza y miseria se mantienen sólidos, como siempre. Y en este 2009 todo pinta para que el “sueño latinoamericano” se venga abajo.
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