Candelaria democrática

Alberto Híjar

Desde la carretera, orlas y guirnaldas acompañaron a la manta anunciando la fiesta de La Candelaria en Zacacuautla. Todo el pueblo estaba reluciente y adornado como nunca antes, decían las sorprendidas lugareñas orgullosas de haber contribuido al tequio para pintar bardas y paredes, barrer, hacer flores de papel, colocarlas en las calles y en el arco de entrada de la iglesia. Por su parte, los machos acudieron a pagar su cuota a la Delegación en reconocimiento a la convocatoria de la primera Delegada mujer en Zacacuautla, frontera de Hidalgo y Puebla donde arranca la sierra con su bosque continuo sólo interrumpido por los talamontes. Arrasaron hace tres años con unas dos hectáreas y en el colmo de la sevicia, quemaron la tierra y clavaron un letrero bien alto con la autorización de la corrupta SEMARNAT en las tierras con títulos de propiedad falsos. La lucha ha sido intensa yendo y viniendo a Tulancingo y Pachuca, sorprendiendo a los funcionarios con movilizaciones y plantones, cavando fosos de inmediato rellenados para que puedan pasar los camiones bien cargados de troncos jóvenes como los que pueden verse aún sobre la carretera a Tuxpan al lado de los huacales en que son transformados.
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