El gobierno del desempleo
MARCELA TURATI
Felipe Calderón no ha podido ser el “Presidente del Empleo”. Menos ahora, cuando el índice de desocupación se dirige sin freno a 5% de la población económicamente activa. Si bien la pobreza extrema ya se había disparado desde el primer gobierno del PAN, en el de Calderón la pesadilla del desempleo se recrudece en todo el país. Miles de mexicanos son despedidos o quedan sin trabajo por el cierre de empresas. Luego deambulan de uno a otro lado en busca de vacantes que no existen. Y quienes aún conservan su empleo aceptan míseros salarios, tratos indignos y abusivos por parte de sus patrones, sabedores éstos de que la necesidad apremia. Más allá de los índices y las estadísticas, más allá de la inutilidad de las medidas anticíclicas que anunció el gobierno federal hace unas semanas, en este reporte especial Proceso ofrece, descarnado, el rostro del saldo de una administración encabezada por aquel a quien bien puede llamarse el presidente del desempleo.
Con incentivos del gobierno federal, las trasnacionales automotrices asentadas en México, entre ellas Volkswagen, están aplicando “paros técnicos” en los que reducen los salarios a cambio de no hacer despidos masivos de trabajadores. Pero éstos no tienen un apoyo comparable del gobierno ni garantías de las empresas. Unos son cesados de todas formas, y los que se quedan tienen que soportar toda clase
de abusos.
PUEBLA, PUE.- El lunes 2, reunidos en el comedor central de la planta industrial Volkswagen (VW) de la entidad, 479 obreros escucharon el anuncio de que la empresa prescindiría de su trabajo una semana, mientras decide su suerte. Entendieron que la culpa fue del Bettle y del Jetta, los autos que manufacturaban en la nave 21, pues dejaron de ser atractivos para los consumidores, lo que significa que también sobran en la cadena productiva los trabajadores que los ensamblan.
Fue la segunda vez en este año que la planta entró en “paro técnico” o kurzarbeit (desempleo parcial, en alemán). El primero se realizó del lunes 19 al miércoles 21 de enero.
Para el medio millar de trabajadores afectados esto significa cinco días sin trabajo y con medio sueldo, unos 112 pesos al día en promedio. Para la economía local implica una nueva abolladura porque la industria automotriz aporta 12% del empleo industrial de la región Puebla-Tlaxcala y 40% del PIB manufacturero.
“¿Y el lunes, cuando nos presentemos, sí habrá trabajo?”, preguntó un obrero a los representantes de la empresa y del sindicato que anunciaban la medida. “¿Cuándo van a notarse los descuentos?”, cuestionó un técnico. “¿Por qué no nos rotamos para que no nos toque siempre a los mismos?”, sugirió otro. “Despidan a los más nuevos, respeten la antigüedad”, fue la idea de algunos más.
Al salir de la fábrica uno de los trabajadores ofreció a sus compañeros la torta de huevo que su esposa le había preparado para el almuerzo y que, con el paro, le sobraba. A él le pareció justificado el paro: “Preferimos esto a que haya más despidos”.
VW no es la única empresa que ha recurrido a la figura de los “paros técnicos”, promovida en enero por el presidente Felipe Calderón ante empresarios como tabla de salvación de la industria exportadora. También lo han hecho Ford en Cuautitlán y Hermosillo; General Motors en Michoacán, Ramos Arizpe y San Luis Potosí; Nissan de Aguascalientes; y Chrysler en todas las plantas que tiene en el país.
El 30 de enero entró en vigor el Programa para el Desarrollo de las Industrias de Alta Tecnología (Prodiat), que da luz verde a las empresas “más vulnerables a fluctuaciones de la demanda externa” para que reduzcan los costos de operaciones “mediante modificaciones temporales en las condiciones de trabajo”. Esto, se explicó, con tal de que no despidan a los trabajadores cuando la producción se detenga.
Desde antes que se estableciera este acuerdo, los ceses parciales ya habían sido aplicados en las maquiladoras norteñas que fabrican autopartes para empresas estadunidenses, y se extendieron por muchas industrias del país.
Con esta clase de paros, los trabajadores que no fueron despedidos se van a su casa, en algunos casos sin salario ni prestaciones, hasta el nuevo llamado... que tal vez nunca llegue.
“Me dijeron que volviera en marzo para ver si hay algún trabajo, pero mientras ¿con qué se mantiene uno? Hay que ver el trabajo en otro lado”, dijo un hombre en “desempleo temporal”, mientras deambulaba por el Sindicato de VW intentando hablar con algún líder. Él salió de la compañía proveedora logística Seglo y no dijo su nombre a la reportera por miedo a que no lo recontraten.
Otro obrero de Seglo dijo que en su sindicato les prohibieron dar información a los medios de comunicación, pues pueden ser despedidos.
El hilo delgado
Los paros técnicos, promovidos por el gobierno federal en un acto que algunos empresarios consideran patriótico y muchos trabajadores suponen necesario, tienen también sus detractores.
“La campaña internacional y nacional sobre la crisis financiera beneficia más a las empresas porque ha dado pie a que gobiernos y empresarios prescindan del hilo más delgado, que son los trabajadores. Los tienen tan aterrorizados que aceptan condiciones a la baja”, señala Abelardo Cuéllar, integrante de la organización Mundo Laboral.
Cuéllar, un abogado laboralista que asesora a desempleados de varios sectores, señala que los paros técnicos son negociados entre empresas y sindicatos que no son independientes, sin demostrar ante la Junta de Conciliación y Arbitraje la necesidad de aplicar esa medida.
Y Huberto Juárez, economista de la Universidad Autónoma de Puebla especializado en la industria automotriz, critica: “Cualquier empresarito simplemente dice a sus empleados: ‘No vengan a trabajar mañana y aguanten, si pueden y como puedan’, dejando en el desamparo brutal a los trabajadores. Estos paros son un derecho de facto que las gerencias han obtenido del gobierno, aunque son ilegales. Las empresas suspenden compras, no tienen ingresos, pero tampoco sobreproducción, y no pagan salarios ni liquidación porque tienen a los trabajadores en paro”.
Opina que los fondos de rescate a la industria deben tener sentido social, más que empresarial, como lo planteó el presidente Barack Obama en Estados Unidos.
Según se establece en el Prodiat, habrá un “fondo inicial” de 2 mil millones de pesos para las empresas exportadoras que reporten reducciones en la demanda de sus productos, registren ante la Junta Federal de Conciliación y Arbitraje las nuevas condiciones laborales y se comprometan a pagar 60% del salario diario de sus trabajadores.
Los beneficios serán sólo para compañías dedicadas al diseño, desarrollo o producción en las industrias eléctrica, electrónica, de autopartes, automotriz, aeronáutica y metalmecánica, así como las que utilizan tecnologías emergentes, como microtecnología, nanotecnología, biotecnología y mecatrónica.
Pero en ciudades como Puebla la Procuraduría Federal de la Defensa del Trabajo (Profedet) está abrumada de denuncias contra fábricas automotrices y textiles en paro, y estas últimas –por ejemplo– no entran en el acuerdo regulador.
Según el delegado estatal de la Profedet, Fernando Castro Azuara, en enero las denuncias laborales aumentaron 50% respecto del año pasado y la mayoría se presentó por despido sin liquidación, igual que por reducciones de las condiciones contractuales fijadas unilateralmente por las empresas.
El funcionario afirma que también hubo un “impresionante” aumento de denuncias contra las Afore, principalmente porque no quieren devolver el dinero de las subcuentas de vivienda, lo cual refleja que muchos trabajadores están optando por pensionarse antes de perder el trabajo o que los patrones los apoyan para que se jubilen a fin de no pagarles indemnización.
“La gran mayoría (de los casos mediados por la Profedet), 80%, está optando por liquidar a la gente porque siente que la situación económica es alarmante y se va por la vía fácil. Nosotros les decimos que no los corran porque se descapitalizarán si echan mano de obra calificada a la calle y después van a tener problemas de producción o de calidad. Pero como la mayoría opta por la liquidación, estamos buscando la mejor liquidación posible.
“Muchos (empresarios) están ofreciendo de liquidación lo que ya ganó el trabajador, que es prima de antigüedad, vacaciones, prima vacacional y aguinaldo, pero nosotros no lo aceptamos porque eso ya es del trabajador, e insistimos que paguen al 100% los tres meses de salario”, dice el delegado.
A su vez, algunos sindicatos han propuesto otros mecanismos para que no sea necesario despedir al trabajador, como hacer más eficientes los procesos productivos o ahorrar energía y materia prima.
Gilberto Martínez, integrante del comité nacional del Frente Auténtico del Trabajo, asegura que “ya no hay tela de dónde cortar para negociar, no hay garantías. La situación pone a los sindicatos contra la pared. ¿Cómo negocias con una crisis así? Nada más te queda cuidar tu fuente de empleo, y que no se vaya. Algunos líderes populistas están diciendo que quieren irse a la huelga porque no habrá aumento salarial, pero eso es hacerle un favor a la empresa, no a los trabajadores”.
Pero algunas empresas no ceden. En un artículo de opinión que difundió la agencia Cimac y que reprodujeron varios periódicos locales, el abogado laboralista Manuel Fuentes señala que, a veces, cuando el trabajador regresa a trabajar después del “paro técnico”, se entera de que fue despedido por faltas o de que su fuente de trabajo desapareció. Y no hay forma de sancionar a las empresas fraudulentas.
Fuentes considera una “burla” que se destinen 2 mil millones de pesos al apoyo de las industrias más sensibles a la crisis y así “proteger medio millón de empleos”, pues esa cantidad equivale a 4 mil pesos por trabajador afectado y será compartida con los empresarios.
Incertidumbre y abusos
Según obreros poblanos, varias empresas proveedoras de la VW aprovecharon la mala situación laboral.
“En diciembre estuvimos un mes sin trabajo, nos pagaron dos semanas a la mitad y a la tercera ya nos habían reducido el salario. Nos hicieron firmar renuncias voluntarias. Si ganaba 170 pesos diarios, ahora gano 140, otra vez no tengo antigüedad y (me quedo) con el sueldo de los que empiezan”, dice un empleado que lleva una década en la compañía Seglo, proveedora de logística de la trasnacional.
Se queja de que 200 de sus colegas fueron despedidos porque la compañía Servinsa, que paga 95 pesos diarios, ganó el trabajo de secuenciado de partes que Seglo hacía en la nave 28.
“El salario no se puede reducir, es ilegal y anticonstitucional; si se trabaja un día, se paga ese día. (En tiempo de paros) algunos no quieren pagar nada, pero algo justo para que ambos asuman parte del riesgo es que se vayan al 50% del salario. Hay gente que llega a vernos a la oficina porque cuando recogieron su quincena los obligaron a firmar su renuncia a cambio de recibir 4 mil pesos, y la firman porque tienen la premura de llevar algo a la casa, pero eso es ilegal”, advierte al respecto el delegado Castro Azuara.
Sin embargo, siguen ocurriendo los abusos. Varias cocineras que dan servicio a las compañías automotrices dicen que su empresa cambió de razón social y les hizo firmar hojas en blanco. No dan sus nombres, como la mayoría de los entrevistados, que se esconden cuando dan su testimonio o bien proporcionan su teléfono para explicar su situación, pero se arrepienten al recibir la llamada de la reportera.
El abogado Abelardo Cuéllar dice que él asesoró a trabajadores de Uncomex (compañía que elabora partes de clutch y frenos), a quienes les dieron sólo la mitad de la liquidación que les correspondía, así como a maestros amenazados por sus patrones con el despido si no firman nuevos contratos con peores condiciones laborales, pues argumentan que con la crisis automotriz las escuelas privadas tendrán menos alumnos.
Los que todavía tienen empleo están angustiados. “Desde que empezó el año le dije a mi esposa que no gaste de más, no viajes, no aparatos eléctricos, nada de salidas, nada de ropa”, dice un hojalatero que trabaja en la nave 2 de VW y gana 350 pesos a la semana.
“Nosotros ya no consumimos carne, sólo lo básico: blanquillo, aceite y verdura. Ni modo, es la austeridad”, dice a su vez un empleado de intendencia.
El anuncio del kurzarbeit en la nave 21 de la planta Volkswagen de Puebla se hizo el lunes 2. El viernes anterior había sido difícil porque la primera tanda de 800 obreros despedidos (algunos con 10 años de antigüedad) pasó a sus áreas de trabajo a despedirse de sus colegas. El segundo recorte de personal será la próxima semana.
En total, entre la VW y las empresas proveedoras de autopartes han despedido a mil 400 trabajadores de la región en dos meses, y casi 500 están en paro técnico.
Desde el primer paro la incertidumbre cundió por la planta armadora. Por las líneas de producción van y vienen los rumores: “Quieren deshacerse del 10%”, “saldrán mil 500”, “cerrarán otras naves”, “le va a tocar al Bora”, “van a empezar por los nuevos”...
El líder sindical de VW, Víctor Jaime Cervantes, no se atreve a descartar nuevos despidos, sólo da como un hecho que si la empresa lo requiere, los próximos en salir serán los trabajadores que firmaron contrato en noviembre, aunque hayan laborado para VW como eventuales durante años.
Señala que los acuerdos anunciados por los gobiernos federal y estatal para atender la emergencia económica “son medidas acertadas pero insuficientes y tardías, porque la crisis comenzó el año pasado. No creo que alcancen para la cantidad de gente que se va a quedar sin empleo”, dijo el sindicalista al terminar la conferencia de prensa en la que anunció el segundo paro.
Pero muchos trabajadores sostienen que los despidos son increíbles, si se tiene en cuenta que la producción de VW durante 2008 alcanzó cifras récord.
“No entiendo, no se han dejado de producir carros, son menos pero se siguen produciendo, y como sacaron a compañeros nos han recargado el trabajo a los que quedamos, ahora hacemos entre dos las operaciones que hacíamos tres. Yo creo que se agarraron de la situación para ponernos más trabajo”, dice un hombre de 55 años que teme a que lo jubilen anticipadamente.
Su hijo, que tiene dos niños, fue uno de los 800 despedidos y se dedicará a vender jugos.
Al respecto, el investigador Huberto Juárez, uno de los coordinadores del libro El auto global, aclara que “mientras la industria automotriz de Estados Unidos se colapsaba en el último cuatrimestre, nuestra industria automotriz, la llamada terminal, cerró diciembre con buenos resultados, pero todos los pronósticos coinciden en que viene una caída de la demanda que tocará piso, si acaso, en octubre.
“Se juntaron la crisis hipotecaria y la de la industria automotriz, cayó la demanda, y si la gente no tiene ingresos para pagar su casa, menos para comprarse un auto. Así que, aunque México sea más barato para la producción de unidades, no habrá compradores.”
Juárez explica que la crisis alcanzó primero a las maquiladoras de autopartes del norte, principalmente en Juárez, Chihuahua, Piedras Negras, Hermosillo, Nuevo Laredo y Ciudad Victoria, que surten directamente a las fábricas de Estados Unidos. Ahora se prevé que la crisis golpee al sector automotriz mexicano y se extienda a la industria electrónica, para luego afectar a distintas fábricas manufactureras. Hasta que toque fondo.
domingo, 8 de febrero de 2009
DE PROCESO SEMANAL.
FECAL EL "PRSIDENTE" DEL DESEMPLEO, Y MUY PRONTO EL DEL EMPLEO TEMPORAL si pasan las nuevas reformas legislativas que el PRIAN pretende imponer bajo el pretexto de la crisis. Cambios legislativos que han buscado hace años pero que ahora, en año electoral y de la mano de los financieros que solventaran campañas, podrían terminar por ahorcar a los trabajadores del país:
Publicado por
Martín Triana Dontriana
Etiquetas:
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