• La espotiza del bodrio electoral
• La pantalla (chica) de las facturas (grandes)
La esperanza de la impunidad, mi estimado, es una invitación abierta para el abuso. Mientras la nueva parejita de moda, Zedillo y Calderón, muestra sus acertadas semejanzas al haber consumado el primero, y al estar haciendo el segundo un extraordinario trabajo en hacer pedazos a su partido, el barco de gran calado y su inservible marinería ha sido cambiada de última hora por los nuevos conceptos de la destacada mercadotecnia de los genios (de la botella) de Los Pinos: hoy la moda señala a Felipe y su Gymboree como los jinetes de la tormenta (perfecta), que se emocionan ante la descomunal adversidad mientras cabalgan turulatos los nueve círculos de ese infierno en el poder (del no poder) haciendo historia para su divina… tragedia.
Y así, mientras el México real transita rumbo al estadillo gracias al Estado fallido, el calderón en el infierno arde con sus tepocatas, víboras prietas y lacras azules que desde la cúpula derrumban los sonsonetes presidenciales sobre la cacareada unidad y la mentada mezquindad al pretender imponer por obra del dedito (de la mano limpia) y la gracia de los hermanos Zavala a cientos de candidatos y… al diablo con la institución. El leit motiv para estas elecciones intermedias del PAN es la exclusión. La simulación. La corrupción. La traición.
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