ÁLVARO DELGADO
MÉXICO, DF, 2 de febrero (apro).- Aunque el habitual comportamiento de Vicente Fox le da condición de charlatán y engañabobos, sin soslayar evidencias de corrupción, mal se haría en tomar a chacota su más reciente confesión sobre su sexenio y que explica por qué incumplió su promesa, una de tantas, de reformar la Constitución para enjuiciar políticamente a los presidentes de la República.
Reunido con alcaldes del Partido Acción Nacional (PAN), en Querétaro, Fox sumó otra de sus memorables declaraciones sobre su desastrosa gestión gubernamental y su intervención en las elecciones del 2006 al confesar que delegó la Presidencia de la República durante los seis años y recomendó a los ediles hacer lo mismo.
"Ustedes, estos seis meses, tienen que andar en la calle, no en el escritorio, no en la oficina. Ahí encárguenle a alguien la oficina. Yo encargué por seis años la oficina ahí en Los Pinos a alguien. Muy poco tiempo estuve ahí", dijo Fox, quien aconsejó a los alcaldes panistas involucrarse en las campañas electorales.
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