Columna semanal del periodista Miguel Badillo
* Preocupación mundial por lavado de dinero
* En México impune el 98% del dinero sucio
* Corrupción permite el blanqueo de capitales
Al blanqueo de capitales, o “lavado” de dinero como se le conoce comúnmente, se le considera la punta del iceberg que subyace debajo de los escombros que está dejando la debacle financiera iniciada en Estados Unidos con la venta masiva e irresponsable de instrumentos de deuda ligados a hipotecas cuyo pago nunca estuvo del todo garantizado. De hecho, no es casualidad que el primer punto de la agenda del Grupo de los 20 (G-20) haya sido el combate contra el “lavado” de dinero.
Reconocido mundialmente como el principal centro de “lavado” de dinero, Estados Unidos hizo de los créditos a la vivienda el motor de crecimiento de su economía sin medir riesgos. De esa política pública surgieron millones de intermediarios que buscaron a toda costa replicar las ganancias, y fue en medio de ese aparente auge cuando se anidó el fraude como una práctica recurrente en los circuitos financieros de EU.
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