La periodista Verónica Villalvazo sufre una serie de amenazas tras cubrir noticias vinculadas al escándalo en el instituto San Felipe de Oaxaca. Uno de sus videos ha sido usado como prueba en el caso
Universal
Ciudad de México
Martes 03 de marzo de 2009
México tiene ahora una alta concentración mediática. Vienen elecciones, presiones tanto del narcotráfico como de los actores políticos, quienes mantienen una relación entre matices de desencuentro y necesidad. Sin embargo, México poco a poco configura el principal problema para un periodista que quiera ejercer libre y tranquilamente su profesión: salvar su vida.
Verónica Villalvazo es una reportera que llegó a la ciudad de Oaxaca un día que se quedó grabado en la memoria de aquel estado: fue cuando la Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca (APPO) se enfrentó a la Policía Federal Preventiva (PFP), exactamente 23 días antes de que la policía señalara que su "paciencia se había acabado", e inició una serie de redadas contra activistas de la organización.
Fue enviada de la estación Radio Amlo, en la cual hacía enlaces para narrar noticias y algunos audios de entrevistas, que realizaba al calor del conflicto en el que fuera su desenlace. Decidió sin embargo, dejar su antigua profesión -psicóloga- para dedicarse de tiempo completo al periodismo.
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