Y en nombre de la inmoral prohibición salen al mercado “legal” mexicano nuevas bebidas de cola con altos contenidos de “inas”, es decir, de substancias estimulantes tratadas químicamente, que nada le piden a la cocaína, por ejemplo.
Drogas chatarra, que se anuncian en la telecracia como alternativa de “productividad”, al tiempo que el desgobierno usurpador hace demagogia propagandística de su guerra contra el crimen organizado. Guerra que, a todas luces, no es más que otra mentira del sistema para someter al imaginario popular en el miedo y ante el caos “justificar” la represión que la ilegitimidad requiere para poder seguir administrando los intereses corruptos de las decadentes oligarquías adictas hasta el asco a la droga que el desgobierno dice combatir.
No hay que seguir transitando en la mentira. No debemos permitirlo y no podemos permitírnoslo. No hay guerra contra el narco. El narcotráfico, en México y Estados Unidos, goza de una red “oficial” de protección en un negocio de las corporaciones financieras que gracias a la prohibición hoy lavan millones de dólares, millones de dólares que ni el libre mercado les producirían, millones de dólares que son el resultado de la prohibición y que las grandes corporaciones comerciales y financieras no declaran son la ganancia inmoral de la violencia. Violencia que aterroriza culturas y favorece empresarios. “La guerra contra las drogas”, “la guerra contra el crimen organizado”, es la mentira neoliberal para sostener todos los pretextos que favorecen la inercia de la violencia.
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