Porfirio Muñoz Ledo
Los jóvenes inquieren sobre los orígenes de la aterradora impunidad de la clase política. Difícil explicarlo de modo sucinto. La respuesta última quizá sea el bajísimo nivel de ciudadanía que ha permitido la reproducción de los vicios del pasado sin control alguno de la sociedad.
La precaria mejoría de los procesos electorales no condujo a la renovación de las costumbres, los valores y las instituciones del antiguo régimen. Predominó el síndrome de la piñata: que el recipiente estallara para que los actores aplicaran su codicia sobre las golosinas. El reparto de los despojos públicos para beneficio de los poderes privados.
El abandono de la reforma del Estado y, peor aún, la utilización demagógica y ratonera del proyecto, resumen el fracaso de nuestra transición. Así lo manifestó la Asociación dedicada a impulsar la revisión integral de la Constitución en la audiencia que sostuvo con el Presidente del Congreso este día quince para exigir rendición de cuentas.
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