Ricardo Rocha
Detrás de la Noticia
Y no se trata únicamente de esta influenza porcina y porfiada que se ha hecho sicosis y que revela el tamaño de nuestros miedos. Las enfermedades de la nación son crónicas y llevan ya mucho tiempo.
Si lo comparamos con un cuerpo humano, el país tiene un grave problema de huesos, de estructuras que no han podido reforzarse porque siempre andamos en superficialidades. Así, continúan sin acometerse los grandes pendientes: una reforma del Estado que —entre otras cosas— reequilibre los contrapesos entre los tres poderes de la Unión y acabe con aberraciones como la de que el procurador general de justicia sea empleado servil del presidente; el diseño e implementación de un modelo económico propio que redistribuya el ingreso, que atenúe la polarización entre los muchos que tienen poco y los pocos que tienen mucho; y una gran revolución educativa que corresponda a la era global del conocimiento y acorde a nuestros peculiares retos científicos y tecnológicos.
Entre otras cosas, para no pasar vergüenzas como eso de que el señor Carstens ande limosneando 200 milloncitos de dólares para comprar laboratorios que nos permitan identificar al virus mortífero que ahora nos persigue.
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