martes, 28 de abril de 2009

PLAZA PÚBLICA ....sólo falta que nos orine un perro.

MIGUEL ÁNGEL GRANADOS CHAPA
28 Abril 2009

Tembló en la ciudad de México al mediodía de ayer cuando el secretario de Salud hacía saber que en las últimas veinticuatro horas el número de personas muertas por la influenza porcina había crecido de 103 a 149., y que el número de casos atendidos llegó a casi dos mil (1995), seiscientos más que la víspera, cuando la cifra se situó en 1384. Fue un estremeciendo de seis puntos en la escala de Richter, prolongado durante casi un minuto. A la hora de escribir estas líneas no se sabía que el sismo hubiera causado muerte ni daños de relevancia. Sólo eso nos faltaba. Como se dice aún en los poblados ante un acumulamiento de infortunios y aun de desgracias: sólo falta que nos orine un perro.

A la hora en que aquí temblaba, la Organización mundial de la salud hacía pasar de 3 a 4 el nivel de alerta. La mudanza correspondió a la previsión hecha la víspera, el domingo, cuando la OMS calculó el riesgo de que el virus recién aparecido “evolucione y se vuelva más peligroso”. Mientras tanto, más los gobernados y menos el gobierno están tomando a s cargo el control de la situación. La ciudad de México mostró el fin de semana y el lunes un rostro desapacible, atendiendo con puntualidad las recomendaciones de las autoridades, a fin de contener la propagación del virus, un virus que está siendo atacado y contra el cual se dice tener un vasto arsenal de armas, sin que se se sepa bien a bien de qué se trata: el domingo el presidente Calderón reconoció tal incertidumbre al anunciar que “en 72 horas…México estará en posibilidad de contar con laboratorios específicos capaces de identificar con seguridad la presencia del nuevo virus; ello nos permitirá mayor precisión en el diagnóstico, tratamiento y estrategia preventivas”. O sea que lo hecho hasta este momento carece de esa precisión. Deseamos que no se trate de acciones orientadas a que los medios hablen de ellas, sino a encarar verdaderamente el riesgo de muerte que esa novedosa enfermedad provoca.
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