Luego de 12 días de contingencia sanitaria como consecuencia del brote de influenza A en la capital del país, y una vez que, a decir de las autoridades, se confirmó la tendencia a la baja en los ingresos a los servicios de salud pública a causa de ese padecimiento, el titular de la Secretaría de Salud federal (Ssa), José Ángel Córdova Villalobos, informó el pasado lunes que se reanudarán hoy todas las actividades económicas suspendidas, y que el retorno a clases se dará de forma "gradual y escalonada" los próximos 7 y 11 de mayo.
Si la crisis de salud pública no se agrava y continúa su tendencia a disminuir, la población en su conjunto, y especialmente la que habita en la región del valle de México, podrá retomar una "normalidad" que, de cualquier forma, no podrá ser la misma que la que imperaba hasta antes del 23 de abril. Por el contrario, al término de la emergencia sanitaria el país se encontrará con la evidencia de un sistema de salud pública en ruinas como consecuencia de décadas de restricciones presupuestarias, carente, por la misma razón, de laboratorios adecuados y del material necesario para la protección del personal, e incapaz de realizar oportunamente tareas fundamentales de diagnóstico, monitoreo y seguimiento de contagios y de proteger, por ende, a la población de amenazas como la del virus A/H1N1 y de otras que se presentarán en el futuro y que pudieran resultar mucho más devastadoras.
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