- Subsidios disfrazados a grandes empresas
Allá por noviembre del año pasado la clase política nacional se congratulaba por lo bien que había hecho su trabajo de corte y confección en materia de gasto público para el siguiente ejercicio. Una vez aprobadas las modificaciones a la segunda versión del presupuesto federal de egresos 2009, tanto el inquilino de Los Pinos ("es el más alto de la historia") como los legisladores ("con él enfrentaremos correctamente la coyuntura económica") celebraron que en tiempo y forma armaron el paquete económico para el año en curso, y subrayaron el "aumento sustantivo en los recursos destinados a infraestructura: carretera, hidráulica, hospitalaria, educativa, deportiva, ferroviaria y para seguridad pública", aunque obviaron reconocer que en renglones electoral y políticamente no tan vendibles ni vistosos como los citados, pero sí de enorme relevancia para los mexicanos, la norma fue sacar la tijera y recortar donde el filo cayera.
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