El fracaso de los grupos que alentaban a Felipe Calderón a romper con Carlos Salinas de Gortari está contribuyendo, como si fuera poco, a ahondar la crisis económica del país.
1. El gobierno de Felipe Calderón, que se instauró de manera ilegítima en 2006 con el apoyo del PRI y ha podido sobrevivir por el respaldo priísta en estos tres primeros años del sexenio, ha fracasado en lo que ahora se ve constituye un objetivo político fundamental para un sector del capital trasnacional y para la ultraderecha mexicana: terminar con la alianza PRI-PAN que ha gobernado al país en los últimos cuatro gobiernos y mandar al PRI a los libros de historia.
2. La estrategia política de la derecha en el poder, que ha tenido el mismo objetivo que en los años del foxismo, ha consistido en minar el poderío del PRI por una campaña sistemática, que ahora cobra aspectos críticos por la obsesión de Calderón y de sus amigos por desembarazarse de la tutela de Salinas y de los priístas, en lo que constituye una traición a su protector y guía. Tanto con la “guerra contra el narco”, que ha tenido objetivos políticos, como con la magnificación delirante del peligro de la influenza porcina, estas gentes fracasaron en su propósito de levantar la imagen de Calderón y aniquilar al PRI, como han fracasado ahora al irse directamente contra Salinas al utilizar el libelo de su aliado Carlos Ahumada, negociado con Los Pinos para ocultar las actividades delictivas de los panistas en 2004-2006 hasta donde fuese posible y cargarle la mayor responsabilidad a Salinas, como ahora al utilizar las declaraciones de De la Madrid sobre su sucesor.
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