O P I N I Ó N
M I G U E L Á N G E L G R A N A D O S C H A P APlaza Pública
Todos los días un acontecimiento grave ocurre en alguno de los 400 penales de la república: en estos días de mayo, ocurrió una fuga masiva en Zacatecas, y un motín reprimido con dureza en el Distrito Federal.
En marzo en el Centro de readaptación social de Ciudad Juárez fueron asesinados 21 reclusos en una riña entre reos.
Y en septiembre anterior en Tijuana, otra ciudad emblemática del narcotráfico, un número similar de muertes fue provocado por la represión excesiva a presos amotinados.
Un juicio sumario, pero no simplón, al sistema penitenciario mexicano no puede menos que concluir que sirve para todo menos para el propósito que lo define y da nombre a sus establecimientos: no hay readaptación social posible en ellos. Imperan allí la violencia y la corrupción, la práctica de delitos contra internos y hacia fuera, el hacinamiento. oprime aquí para leer el artículo completo
En marzo en el Centro de readaptación social de Ciudad Juárez fueron asesinados 21 reclusos en una riña entre reos.
Y en septiembre anterior en Tijuana, otra ciudad emblemática del narcotráfico, un número similar de muertes fue provocado por la represión excesiva a presos amotinados.
Un juicio sumario, pero no simplón, al sistema penitenciario mexicano no puede menos que concluir que sirve para todo menos para el propósito que lo define y da nombre a sus establecimientos: no hay readaptación social posible en ellos. Imperan allí la violencia y la corrupción, la práctica de delitos contra internos y hacia fuera, el hacinamiento. oprime aquí para leer el artículo completo