La mafia de Salinas sigue gobernando, y atrás de ella, la jerarquía católica, la Iglesia de los hombres. Tal vez por eso ni Televisa ni Tv Azteca hablaron del mayor escándalo político reciente. ¿Qué puede ser peor que la corrupción y la infiltración del narcotráfico al más alto nivel de la clase política de México? Porque si en entrevista con Carmen Aristegui, Miguel de la Madrid dijo estar arrepentido por haber impuesto a Carlos Salinas como presidente, al percatarse de que su manera de concentrar el poder fue a base de robos al erario, negocios ilícitos con el Estado y asociación con los narcos; y si, como escribió el estafador Carlos Ahumada, Salinas compró los famosos videos contra funcionarios del Gobierno del Distrito Federal completando los pagos y orquestando el complot con Diego Fernández de Ceballos, Enrique Peña Nieto y Elba Esther Gordillo, para luego negociar los videos con Vicente Fox a cambio de la libertad de Raúl, el hermano incómodo; si así derrotaron a López Obrador e impusieron como presidente a Felipe Calderón, y todavía hoy Emilio Gamboa, actual coordinador de la bancada del PRI en la Cámara de Diputados, obligó al ex presidente De la Madrid a desdecirse de sus declaraciones contra los Salinas, es un hecho que la alianza PRI y PAN ha sido muy efectiva y que, desde 1988, la misma mafia sigue gobernando.
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