viernes, 8 de mayo de 2009

Ladillas - What would Pancho do?

Ladillas

What would Pancho do?

Por el Lic. Mefistófeles Satanas

Los gringos, sobretodo los muy religiosos, siempre suelen hacerse una pregunta “What would Jesús do?” (¿Qué haría Jesús?) antes de tomar una decisión trascendental. La hipocresía gringa permite que con esta frase previa se puedan cometer toda clase de atropellos pues eso es lo que haría Jesús (según ellos).

En México, debemos pensar no en Jesús o Juan Diego sino en Pancho Villa y meditar que seria lo que haría el centauro (What would Pancho do?) en diversas situaciones. Como el licenciado tiene en Infiernotitlan al alma del centauro pos decidí entrevistarlo y preguntarle su sentir sobre varios temas.

Sobre el uso del tapabocas y la PANdemia el centauro dijo: “Pese a las pocas luces de mi inteligencia me he enterado que hay unos bichitos llamados bacilos y viruses que matan al pueblo, sobre todo a los pobres que están débiles por el hambre. Sin embargo, según me han dicho los eruditos, los tapabocas no sirven para protegerlos de esos animalitos. Si les molesta el polvo al arriar el ganado o temen enfermarse pos usen un paliacate pero no gasten a lo tonto en esos tapabocas inútiles. Así pues, les recomiendo a los mexicanos que no anden usando esas porquerías que les venden los comerciantes a precios excesivos. Yo confiscaría los dineros que esos ricos han ganado lucrando con la necesidad del pueblo y con ello me aseguraría que los mexicanos no anden tan débiles y hambrientos que cualquier mugroso catarrito los lleva al hoyo.”

Sobre los hijos de Maciel el centauro opino: “El curita tiene ahora que cumplirle a todas esas señoras que engañó y preño. Yo si tuve muchas mujeres y con todas me case con todas las de la ley y vide que los hijos que procreé con ellas no anduvieran dando lastimas y pasando hambres. Tengo entendido que el curita ya murió pero en vida encabezó una banda de cuatreros llamados los legionarios. Y como esta gente tiene entierros de oro me parece correcto que se les incaute todos esos dineros y se reparta entre las mujeres del curita.”

Sobre el fraude electoral, cito lo que escribió Paco Ignacio Taibo II, que Pancho mandaría fusilar a los culpables. Así pues, no es de espantarse que cuando le pregunte, Pancho me dijo que haría lo siguiente: “A ver, muchachitos, tráiganme al grandote de Guanajuato ese, que se una al resto de los prisioneros. Búsquenme también al señor Fraugalde y a los que se dicen jueces y portan unas sotanas de cura. Y por ultimo, me traen al chaparrito, pelón, de lentes que se parece a Huerta. Bien, ya que están todos aquí, escuchen bien desgraciados. Sepan que tendrán una oportunidad de salvarse. ¿Ven como están en este frontón y que la única salida es en aquella puerta al fondo como a cien metros? Mi general Fierro, aquí presente, rara vez falla un tiro, y será el que les aplique la ley fuga. Luisito, mi ayudante, va a estar cargándo las mitigüesons de mi general Fierro para asegurar que siempre tenga parque. Esto es el justo castigo por traicionar la confianza del pueblo mexicano y robarle la posibilidad de tener un régimen democrático. Cuando lo ordene, ustedes empiezan a correr y si llegan y se salen por esa puerta pos ya la libraron. Ah, pero antes tráiganme también a ese señor que fue candidato del PRI y creo que tiene nombre de albur y que me dicen quesque es muy corredor.”

Con respecto a la maestra Chucky, el centauro comentó: “Por mucho que venero y respeto a los maestros no puedo concebir como estos se volvieron tan agachones que permiten que esta señora maneje a su antojo los dineros de su sindicato sin darle cuentas a nadie. ¡Es vergonzoso que los maestros se presten para hacer fraudes electorales! ¿Qué clase de ejemplo le ponen los maestros a los niños siendo ansina de agachones y delincuentes electorales? ¡Si van a ser ansina de coyones y criminales no merecen ser maestros y plantarse ante la niñez mexicana, que es el futuro de la nación! Y por lo que respecta a esa señora, mi general Fierro, yo se que usted es muy caballeroso y respeta a las damas. Le voy a pedir que esta vez haga una excepción pues a pesar de su condición de hembra esta señora NO es una dama. Apersónese con varios de mis muchachitos en la guarida de esta fulana, que creo que esta en San Diego, en la Alta California. Y no se preocupe si los gringos no lo dejan entrar. Usted métase igualito como le hicimos en Columbus, y me la trae aquí para que se le aplique todo el peso de la ley.”

Sobre los prestamos que le han endilgado a México el centauro declaró: “Me han explicado que estos dineros van a ser usados para beneficiar a unos cuantos, los llamados empresarios que en mis tiempos llamábamos los científicos. Yo no veo porque esos señores necesiten que los rescaten si ya están rete ricos. Tampoco creo correcto que sea el pueblo mexicano, ya de por si empobrecido por esos fulanos, el que se deba de endeudar para dizque rescatarlos. Además, según la constitución ese préstamo tiene que ser discutido y aprobado en el congreso. Tal cosa no ha sucedido. Los mexicanos, si todavía les cuelgan algo de tompiates, deben de exigir que la ley se siga y que los señores congresistas discutan este préstamo a plenitud, en foros abiertos al pueblo. Si aun así se les impone este préstamo a los mexicanos, entonces estos deben de rechazarse a pagar impuestos pues estarían pagando una deuda ilegal e injusta.”

Sobre las ambiciones de Yimi Neutron, el centauro hizo los siguientes comentarios: “Cuando yo fui gobernador de Chihuahua, mi principal preocupación fue asegurarle justicia al pueblo en mi ínsula. De ahí que reduje los impuestos a los pobres, se los subí a los ricos, expropie comida y ganado y maíz y los repartí entre los mas necesitados, mande fusilar a los borrachos y a los bandidos, y goberné para el pueblo y con el pueblo. Adonde quiera que iba se me recibía después con cariño y luego, aun cuando estaba herido, el pueblo de Chihuahua no delato mi paradero a los gringos. Me dicen que este señor Neutron es un perfumadito que gobierna en EDOMEX. Sin embargo, viendo sus meritos tal parece que estos consisten en hacerse fotografiar repetidamente en los medios con una señorita que le dicen la Gaviota. Por lo que toca a sus obras, me dicen que prefiere a los extranjeros y les ha dado a los gachupines unos contratos jugosos para hacer unos caminos elevados, de los que llaman de segundo piso. Pero de ahí en fuera no ha hecho nada en beneficio de sus gobernados. No veo por qué entonces este perfumadito cree que el noble pueblo mexicano lo debe recompensar dándole la silla. Si nada mas se ha hecho pendejo y beneficiado a los extranjeros ahora que detenta tan solo una triste gubernatura, ¿Cómo gobernara en la presidencia? Yo le aconsejo a este perfumadito que no se crea que porque lo fotografían con una niña guapa ya tiene meritos para ser presidente. A mi me fotografió Casasola estando sentado en la mismísima silla presidencial y no fui tan pendejo para creer que eso me iba a dar los meritos para gobernar a esta gran nación.”

Sobre el entreguismo de los PANistas con los extranjeros, el centauro me dijo –muy alterado—lo siguiente: “Estos señores no merecen llamarse mexicanos. ¡Cuanta sangre derramaron nuestros ancestros peleando con gachupines, gringos, y franceses con tal de mantenernos independientes y estos desgraciados nos quieren volver a imponer amos extranjeros! Estos PANistas son unos traidores a la patria y no hay nada que odio más que a un traidor. Me acuerdo bien como un traidor, Huerta, asesinó al señor Madero y destruyo nuestra democracia. Fue entonces que, en bandas milenarias, el pueblo mexicano de entonces se alzó contra ese desgraciado. Me acuerdo también que ese traidor de Huerta era un pelón, borrachín, de lentes, venia del Bajío, era muy persignado, le gustaba vestirse de general, y era un pelele de los gringos. Huerta se peló y se murió como un perro en el extranjero antes de que mis muchachitos lo fusilaran. Si los mexicanos de hoy no han sido capados entonces algún día deben de darle su justo merecido a todos estos traidores a la patria.”

Sobre Ahumada el centauro aconsejó: “Yo ya tuve queveres con estos señores que llaman argentinos. Uno quiso venadearme y descubrí el complot y el fulano acabó cadáver. Tengo entendido que a este señor Ahumada lo traicionaron los facinerosos con los que se había confabulado para levantar falsos en contra del señor López Obrador. Y me dicen que ahora anda soltando la sopa de lo que pasó y los otros cuatreros se andan desdiciendo y ¡hasta resulta que nadie conoce al señor Ahumada! Creo que el señor Ahumada y sus compañeros se merecen los unos a los otros. Por otra parte, que bueno que se vaya sabiendo la verdad y que los falsos testimonios que estos señores esparcieron se estén refutando. Yo le aconsejaría al señor Ahumada que se porte como hombrecito y que, si lo traicionaron sus compañeros, que se busque una mitigüeson de confianza, que no le vaya a fallar a la mera hora, y que la porte siempre. Tengo entendido que el principal cuatrero que lo traiciono es un fulano de Agualeguas apellidado Salinas que mal gobernó a México. Muestre un poco de tompiates, señor Ahumada, y búsquese a ese Salinas, que creo anda hasta un lugar que le llaman Dublín, que ha de estar más allá de El Paso. A un traidor no se le puede dejar con vida, señor Ahumada, porque lo va a tratar de venadear a usted. Cuando mi mismísimo compadre, Tomas Urbina, se me andaba volteando luego luego me le apersone y enviude a mi comadre. Le aseguro señor Ahumada que en todo México le aplaudirían si les libra usted de mentado Salinas de Agualeguas. Es mas, yo creo que hasta estatua le levantan, chingaos.”

Sobre su muerte, el centauro declaró: “¿Y quien dice que he muerto? Sigo vivo en el corazón de todo mexicano que tiene los huevos u ovarios para pararse y decir abiertamente: ‘esto está mal’ o ‘esto es injusto’. Soy el que le da fuerzas a los mexicanos que luchan por lo justo en las circunstancias mas adversas, con poca o ninguna esperanza de triunfar. Me encarno en todo aquel que quiere que no se mueran de hambre las viudas, los huérfanos, y los ancianos. Y soy el que le da valor a todo mexicano dispuesto a hacerse matar en defensa de su suelo, de su patrimonio, y de su raza. No señores, mientras exista un mexicano que sienta de esa manera y grite ‘¡Viva Villa!’ yo seguiré vivo y dando lata.”

Pos si, ¡Viva Villa!

donmenfis@gmail.com