Detrás de la Noticia
Suponiendo que todavía existamos. Suponiendo que todavía habrán de pasar semanas y tal vez meses de una batalla estoica y desgastante. Suponiendo que, pese a su terquedad, el virus acabará por ser dominado. Suponiendo que podremos dejar de pensar en la epidemia para atender otras cosas que también tienen que ver con la supervivencia.
Suponiendo que todos esos supuestos se cumplen, la pregunta obligada es: ¿qué vamos a hacer después de la influenza?
Hay mucho: necesitamos curar heridas y fracturas donde las haya; en la economía, en la política, en nuestra compleja sociedad en su conjunto; urge generar empleos; atender a los pequeños y medianos damnificados y reactivar a los sectores —particularmente el turístico— con programas audaces e imaginativos. En pocas palabras, evitar el colapso. Porque el país, todo, está en un grave riesgo.
Si alguien piensa que exagero que se de una vueltita. Igual por el otrora esplendente Caribe mexicano que por La Piedad, Michoacán, capital mundial de las carnitas. El espectáculo es desolador igual en hoteles fantasma que en ranchos abandonados
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