Objeciones de la Memoria
Estamos viviendo una crisis económica brutal. Algunos insisten en que “vino de fuera”, pero el panorama en otros países no es tan negro como en el nuestro. Catorce meses antes de que estallara, Andrés Manuel López Obrador lo advirtió en un desplegado de prensa donde alertó sobre la tormenta económica que ya amenazaba al país.
Luego Carlos Slim osó hablar sobre lo que se hace mal en este terreno. Previno sobre la quiebra de muchas empresas y del mayor desempleo si no se corregía el rumbo. Lo dijo “para que después nadie esté llorando”. En el primer caso, obvio, no se tomó en cuenta la alerta del opositor. En el segundo hubo una andanada verbal y mediática contra el empresario, negando además lo que hoy es una realidad.
El propio INEGI, criticado siempre por el manejo benévolo que hace de las cifras, reconoció que de enero a marzo el desempleo afecta ya a 2 millones 300 mil personas, 3.9% más que en el primer trimestre de 2008. La desocupación en zonas con 100 mil y más habitantes llegó a 6.1%.
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