domingo, 19 de julio de 2009

El despertar

Escenarios: entre sombríos y siniestros

José Agustín Ortiz Pinchetti

Ala mañana siguiente de las elecciones resultó evidente que el sexenio terminaba y que se desencadenaba la sucesión presidencial. Calderón, que nunca tuvo legitimidad había perdido su oportunidad, su problema es cómo acabar; mientras tanto, los analistas hacen sus cálculos. Para determinar quién puede ganar las elecciones en 2012, antes habrá que imaginar cómo puede terminar Calderón. Las imágenes que esto suscita son muy angustiosas y probablemente generen una negación colectiva que hacen mucho más difícil los vaticinios.

Calderón y su equipo apuestan a que terminarán sin pena ni gloria, siempre y cuando la economía de Estados Unidos repunte en 2010 y el PRI, a cambio de prebendas, les de oxígeno. Este desenlace mediocre es lo mejor a lo que puede aspirar quien se robó la Presidencia de la República en 2006.
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