MÉXICO, D.F., 27 de julio (EL UNIVERSAL).- Héctor Castillo Valenzuela, es dueño de una parcela de tres hectáreas en el ejido la Hulería, en Balancán, Tabasco. Desde 1995 es beneficiario del Programa de Apoyos Directos al Campo (Procampo). En estos 14 años recibió 32 mil 772 pesos, dinero con el cual su tierra, dedicada a la siembra del maíz, se haría más productiva para poder competir con los productores de Estados Unidos y Canadá, ante la apertura agrícola de las fronteras. Ese objetivo no se alcanzó para él ni para 4 millones 351 mil 763 productores, que representan el 80% del padrón. A ellos se les han repartido 27% de los recursos.
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