sábado, 11 de octubre de 2008

Libertad de expresión








Manú Dornbierer
Satiricosas


A 40 años de la matanza de Tlalteolco, el 2 de octubre de 1968, por fin todo el mundo ha podido ver en detalle y sin ocultamiento a qué grados de salvajismo y de cinismo llegó el gobierno priísta para reprimir la libertad de expresión y de manifestación de estudiantes e intelectuales, que dieron la voz de alarma sobre lo que en realidad sucedía en la Dictadura Perfecta, como la llamara el peruano Vargas Llosa. Hasta el Discovery Channel pasó un video no visto antes. Si en vez de reprimir, el priísmo hubiera escuchado, México hubiera dado un gran salto hacia adelante.
1968 fue una oportunidad única en el mundo.
Pero no. La exhibición de los documentos de la matanza de Tlaltelolco muestra su íntimo parentesco con las actuales agresiones militares y policiacas contra la población. Nada ha cambiado, salvo en la Ciudad de México, con muchos problemas, pero por fortuna con gobiernos que no dependen ya de los presidentes del PRIAN, sanguinarios, dictatoriales y sinvergüenzas. Y más valdría que antes de que termine Marcelo Ebrard su mandato, el PRD se libre totalmente de sus penosas “Chucherías”, vendidas o alquiladas, pero perfectamente detectadas, porque si no, como partido dejará de existir o le pasará lo que a Zeferino en Guerrero que hoy pregunta, como Fox, ¿y yo por qué? Con la alaharaca de los medios de comunicación vendidos no se dan cuenta los políticos y cómplices de lo que la gente del común ha progresado en su percepción política.
Nadie con verdadera decencia democrática quiere a los prianistas y menos a los que se disfrazan de perredistas o los corrompen.
Hoy todavía no se entienden los beneficios de la libertad de expresión para una sociedad, para un país. Se sigue creyendo que la represión y el engaño, son las mejores armas para mantener “la paz, la estabilidad social, el arraigo de la inversión, etc”. Y el engaño es el arma por excelencia de las fuerzas gubernamentales que pretenden controlar a una nación. En suma es la fuerza y el ocultamiento lo único que conciben para mantener circunstancias favorables para sus fines que las más de las veces consisten en obtener individualmente más poder y más dinero, sin que importe que esto se dé con elementos tan graves como la traición a la patria. Ahí está el problema no piensan en el bien general. Este tratado abiertamente, con libertad, no produciría ninguna violencia. Pero produciría algo peligroso para los que detentan el poder: Justicia.
Los gobiernos prianistas siguen criminalizando cínicamente todas las protestas sociales, como lo dijo Miguel Angel Granados Chapa, al convertirse en uno de los receptores de la Medalla Belisario Domínguez. Hay que felicitarlo por merecerla verdaderamente, pero también al Senado actual por no habérsela dado a otro equivalente de Fidel Velázquez, como lo hizo hace años. Ahora hay que ver cómo actúa en contra de la entrega del petróleo que pretende el espurio, el vapuleado petrolero Bush y su relevo, la vicepresidenta de España.
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