viernes, 12 de diciembre de 2008

Wall Street: Fin de una era - El Economista



Para los cientos de turistas que, cámara en mano, visitan Wall Street a diario, la Bolsa de Nueva York ofrece una imagen imponente.
La enorme bandera estadounidense amarrada a las columnas corintias. Las esculturas de la fachada que simbolizan la prosperidad de una nación capitalista. La estatua de George Washington que observa todo con ojo adusto desde el otro lado de la calle.
Estos monumentos reflejan en buena medida el espíritu osado y emprendedor que ayudaron a forjar la identidad de Estados Unidos y a convertirlo en una potencia mundial.
Pero a medida que las principales firmas de inversiones se derrumban, son vendidas o pasan a ser operaciones comerciales convencionales, vale preguntarse si la ciudad que por generaciones fue conocida como la capital financiera mundial puede conservar ese título y la desafiante arrogancia que la caracterizaron por tanto tiempo.
• Se transforma
La transformación comenzó mucho antes de la crisis del 2008 y “va a tomar muchos años recuperar nuestro liderazgo mundial”, afirmó Ron Chernow, autor especializado en la historia de Wall Street. “Nueva York ha sufrido grandes daños, y creo que algunos son permanentes”.
Primero, Bear Stearns estuvo a punto de cerrar sus puertas. Se salvó porque fue comprada por JPMorgan Chase con la ayuda de un aporte de 29,000 millones de dólares del gobierno.
Luego Lehman Brothers se convirtió en la firma más grande de EU que se declara en bancarrota y el banco británico Barclays adquirió secciones claves de esa firma. Y la misma Merrill Lynch, desde siempre asociada con el famoso toro de Wall Street, anunció que será adquirida por un banco comercial del interior, el Bank of America de Carolina del Norte.
Citigroup, por su parte, se debilita día a día.
Al mismo tiempo, sitos como Londres, Tokio y Hong Kong han pasado a ser centros financieros de una magnitud tal que bien podrían hacerle competencia a Nueva York.
La Bolsa de Nueva York sigue siendo mucho más importante que la de Londres. En el 2007 se negociaron acciones por valor de 10,300 billones de dólares, el triple de lo negociado en la capital inglesa.
Pero el peso financiero de ciudades como Londres crece a un ritmo mucho más rápido que el de Nueva York. Entre 1997 y el 2007, el capital nuevo recaudado en Nueva York descendió casi un cuarto, en tanto que el de Londres se cuadruplicó, según la Federación Mundial de Bolsas de Valores.
Los índices de capitalización del mercado interno también aumentan a ritmo más acelerado en Londres que en Nueva York.
“A corto y mediano plazo, EU seguirá siendo un centro financiero muy importante, probablemente el más importante. Pero dentro de unos cinco años, no estoy tan seguro”, manifestó Lorenzo Gallai, experto en estadísticas de la Federación Mundial de Bolsas de Valores.
• Nueva York en problemas
Una pérdida de status en el mundo de las finanzas podría perjudicar a Nueva York en varios niveles. Aquí la gente deposita su dinero y están los puestos mejor pagados.
Esto genera grandes ingresos impositivos, muchos trabajos y alimenta un estilo de vida caro, según Richard Sylla, conservador del Museo de Finanzas de Estados Unidos y profesor de la Facultad de Economía de la Universidad de Nueva York.

El año pasado, 11% de los empleados de la ciudad trabajaron en industrias relacionadas con el mundo de las finanzas y de los seguros, y acapararon el 40% de los ingresos que generó la ciudad.
Se pronostica que la crisis hará desaparecer miles de puestos de trabajo.
Incluso los grandes ejecutivos de trajes a rayas, que arriesgan miles de millones de dólares con cada decisión que toman y perciben ganancias monumentales, podrían ver disminuir sus ingresos.
A medida que las firmas de inversiones se convierten en bancos comerciales, se verán sometidas a mayores controles del gobierno, lo que limitará sus posibilidades de correr riesgos y también el potencial de generar ganancias.
El gobierno invirtió miles de millones de dólares en el rescate de la industria bancaria, por lo cual esas instituciones deberán ser más conservadoras en sus inversiones, según Chernow. Los contribuyentes no tolerarían los riesgos que habitualmente corren las firmas de Wall Street, mencionó.
“Cuando uno piensa en Wall Street, le viene a la mente la imagen de firmas osadas, emprendedoras, que se llevan el mundo por delante”, dijo Chernow. “Ese estilo de manejarse pasó a la historia”.
David Henderson lo sabe bien. Trabaja en la Bolsa de Nueva York, como lo ha hecho toda su familia desde que su tatarabuelo inició esa tradición familiar alrededor de 1860, hace cinco generaciones.
Por entonces, Londres era la capital financiera mundial, y lo siguió siendo hasta la Primera Guerra Mundial. A esa altura fue desplazada por Nueva York.
Henderson se pregunta ahora si llegó el fin de una era.
“Esta atmósfera de negocios arriesgados que reinó durante años va a ser más contenida”, comentó.
• Pronto para pronosticar el fin

Otros creen que es demasiado pronto para pronosticar el fin de la era de domino de Wall Street.
“Cuando uno sale del edificio de la Bolsa de Nueva York todos los días, se encuentra con miles de turistas que toman fotos y que ni siquiera pueden entrar”, declaró Ted Weisberg, quien trabaja allí desde hace 40 años. “Pero nunca hay nadie frente a la bolsa de Londres, ni en el edificio de (los índices) Nasdaq”.

Hay quienes piensan que el declive de Nueva York comenzó hace años.
En el 2006, el alcalde de la ciudad Michael Bloomberg y el senador Charles Schumer advirtieron que Nueva York podía ser desplazada como capital financiera y lo achacaron a lo que describieron como una atmósfera de excesivas regulaciones.
El principal economista de la ciudad, Frank Braconi, dijo en octubre que la crisis actual “aceleró el proceso de dispersión financiera que había comenzado hacía tiempo” y opinó que “en el futuro Nueva York tendrá que compartir (con otros) el escenario” en el mundo de las finanzas.
La pérdida de influencia de Nueva York podría beneficiar no solo a las otras capitales financieras, sino también a ciudades del interior.
“Lo que funcionaba muy bien en Nueva York eran los bancos de inversiones”, manifestó Chernow. “Pero luego pasaron a ser bancos comerciales y la verdad es que a los bancos comerciales les puede ir muy bien en Charlotte, Carolina del Norte; Chicago o San Francisco. No necesitan el ambiente de Nueva York para prosperar”.
RDS