México SA
Carlos Fernández-Vega
■ Triunfalismos a cambio de correcciones
Diez días antes de concluir su sexenio, el 20 de noviembre de 1994, Salinas de Gortari habría ofrecido a su sucesor “operar” la devaluación del peso; Zedillo, el mandatario entrante, asegura que en realidad el mandatario saliente se negó a proceder y, así, asumir el costo político de la decisión. Lo cierto es que sólo puede documentarse que entre esa fecha y el 30 de diciembre del año citado, ya con los “errores” en funcionamiento, se “perdieron” más de 6 mil 600 millones de dólares en reservas internacionales (para superar los 20 mil millones en todo 1994), el peso se devaluó estrepitosamente y comenzó la que en ese entonces fue calificada como la crisis económico-financiera más profunda del México “moderno”.
Años después, el hijo predilecto de Agualeguas daría su versión al respecto, totalmente encontrada con la de Zedillo, ésta conocida en un desayuno en Los Pinos allá por agosto de 1996. En cualquiera de los casos, los mexicanos fueron quienes pagaron la voluminosa factura, y lo siguen haciendo, porque se amplió la membresía del club de presidentes devaluadores y devaluados. Si se atiende la versión de los mandatarios, todos, menos ellos, fueron los causantes de la terrorífica depreciación de la moneda nacional. Al cierre del sexenio zedillista la devaluación acumulada fue de 273 por ciento.
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