Los habitantes del Distrito Federal han demostrado en múltiples ocasiones su alto sentido de responsabilidad social ante catástrofes y problemas colectivos; un hecho ya remoto que viene a la memoria es la defensa heroica que la Guardia Nacional hizo ante el asedio a la ciudad por las tropas estadunidenses en 1847. En Churubusco se batieron bajo las órdenes del general Pedro María Anaya hasta disparar el último cartucho, no los soldados de línea, que estaban en los lomeríos cercanos al valle de México sin intervenir, sino los artesanos, los artistas, los cocheros, los cargadores y los profesionistas de México, incluidos los que por burla eran llamados polkos, todos, defendieron su ciudad con valor y generosidad.
En los temblores de 1985, mientras que las autoridades, desde las más altas hasta las menores, se quedaron pasmadas ante la cantidad de edificios derrumbados y la suspensión de los servicios básicos, los habitantes de la capital fueron quienes se organizaron para buscar víctimas, rescatar algo y poner orden en el caos que siguió a la desgracia. Todavía algunas de las organizaciones que surgieron con motivo de los sismos, siguen vivas y actuando en favor de la comunidad, un ejemplo es la agrupación que lleva el nombre de la luchadora social Benita Galeana, que aún encabeza grupos de marginados deseosos de mejorar su situación.
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