Los ojos del mundo se colocaron en ese poblado de alta marginación —donde se piensa que brotó la influenza A—; mientras la autoridad atribuye la epidemia a contrastes climáticos, habitantes creen que la causó una empresa porcícola
El Universal
Lunes 04 de mayo de 2009
LA GLORIA, Ver.— Es mediodía en la comunidad de Cofre de Perote… Muy cerca de aquí, a ocho kilómetros, las tolvaneras oscurecen el cielo y arrastran la fetidez de cientos de cerdos muertos… Cuando llega al pueblo, la gente se encierra en sus casas… y avisan…“ahí viene la peste”.
Son los límites entre Puebla y Veracruz. Aquí la población tiene la idea de que en La Gloria brotó influenza A —inicialmente asociada al cerdo— y la mayoría acusa del mal a la gigante Granjas Carroll de México, líder en producción porcícola del país.
Desde hace unos días los ojos del mundo se han colocado en este pequeño poblado de alta marginación, casi 40 días después de que el gobierno de Veracruz avisó al federal del brote atípico de influenza en la comunidad.
Aquí apenas hay 2 mil 243 habitantes que sobreviven de lo que mandan sus familiares de Estados Unidos, de los que trabajan en el DF o en Puebla, o de los que cultivan hortalizas, indica Silvia Domínguez López, secretaria de Desarrollo Social y Medio Ambiente de Veracruz.
Y los que se han quedado tienen miedo a la influenza, a quejarse, a la empresa, a ir a la cárcel y a la peste. Pero se sienten agradecidos porque en una semana cambió su panorama: ahora hay muchos doctores y les dieron material para arreglar y pintar sus calles, despensas, servicio médico, comida caliente y café.
Carroll, revela su director general, Víctor Manuel Ochoa Calderón, produce un millón 100 mil cerdos anuales, colocados en el mercado, con costo de operación mayor a mil 400 millones de pesos. Sólo tiene 900 empleados en 16 granjas.
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