José Antonio Almazan
Mientras el presidente Obama instruye el desmantelamiento de la prisión de Guantánamo en Cuba, en México se avanza en la criminalización de las luchas sociales, encarcelando a dirigentes del pueblo en penales de máxima seguridad, como el Cefereso No. 1, que constituye una vergüenza para México a nivel internacional.
Dice George Soros que las cárceles en México son “bodegas de seres humanos donde la rehabilitación es impensable”. A esta cárcel de exterminio, reconocida así por el hermano incómodo de Carlos Salinas de Gortari, que estuvo preso de marzo de 1995 a junio de 2005 en el Cefereso No 1, llegaron el 4 y 18 de mayo de 2006 Ignacio del Valle Medina, Felipe Álvarez Hernández y Héctor Galindo Gochicoa.
¿Quién los envió al Cefereso No. 1? Por supuesto, el entonces presidente Vicente Fox Quesada y Enrique Peña Nieto, gobernador del Estado de México. ¿Cuáles fueron sus razones, si es que hubo alguna aparte de la venganza atroz y el escarmiento público a quienes se atrevieron a desafiar los apetitos insaciables de la oligarquía mexicana que vio en la construcción del nuevo aeropuerto de la Ciudad de México una vía rápida de fabulosas ganancias?
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