En lo que constituye un grotesco retroceso histórico, la cúpula militar de Honduras, azuzada por sectores políticos, empresariales y clericales reaccionarios, emprendió la madrugada de ayer un golpe de Estado, allanó por la fuerza la residencia presidencial, secuestró al presidente Manuel Zelaya y a varios integrantes de su gabinete, y expulsó al mandatario a San José de Costa Rica. Horas más tarde, el Congreso, dominado por la oposición de derecha, y los golpistas presentaron una falsa renuncia de Zelaya e invistieron como "presidente" a Roberto Micheletti Bain, hasta ayer presidente del órgano legislativo, y uno de los cabecillas de la oposición.
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