A pesar de haber estado ausente en la agenda de partidos y candidatos, la crisis económica se impuso en la elección. Castigó severamente al gobierno y su partido, el PAN, que buscó sin éxito borrar el tema o relegarlo en la contienda política. Erosionó al PRD, preocupado y ocupado más en sus problemas internos que en la elaboración de un verdadero programa anticíclico.
Esa misma crisis dio un respiro al movimiento de AMLO, al convertirla en uno de los ejes de su campaña. Concedió a los promotores del “anulismo” electoral una oportunidad singular para dar forma al hartazgo ciudadano contra la partidocracia. Y otorgó una oportunidad al PRI y a su aliado el PVEM, para diseñar con su mayoría absoluta en la Cámara de Diputados (que no en el Congreso), un salida a la peor recesión económica en el último siglo.
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Esa misma crisis dio un respiro al movimiento de AMLO, al convertirla en uno de los ejes de su campaña. Concedió a los promotores del “anulismo” electoral una oportunidad singular para dar forma al hartazgo ciudadano contra la partidocracia. Y otorgó una oportunidad al PRI y a su aliado el PVEM, para diseñar con su mayoría absoluta en la Cámara de Diputados (que no en el Congreso), un salida a la peor recesión económica en el último siglo.