martes, 7 de julio de 2009

Reforma electoral

Se encuentra en la picota

Arnaldo CORDOVA

Si se hace un recuento de los debates que en los últimos meses han prevalecido en los medios de comunicación, independientemente de los temas a discusión (la libertad de expresión, los derechos de los ciudadanos frente a los partidos políticos y los políticos, la tan denostada "partidocracia"; la función

de las instituciones electorales tan deficientes que padecemos, la legislación tan exigua y llena de lagunas en tema de elecciones, que parece no servirle a nadie y menos satisfacer a ninguno; la indefensión de los ciudadanos frente a las determinaciones del poder político), pareciera que todo lo malo que ahora nos pasa se debe a la reforma electoral de 2007.

Siempre ha parecido que todo es casual, pues muy a menudo se olvida el verdadero asunto del debate. Los temas confluyen y los argumentos se multiplican. Pero cuando uno se pone a hacer el recuento, siempre aparece el mismo motivo de la disputa: la malísima reforma electoral de 2007 que, se dice, acabó reforzando el poder de los políticos corruptos y sus partidos, abolió la libertad de expresión de los ciudadanos y frustró su anhelada participación en la política.
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