viernes, 17 de octubre de 2008

La mano visible

Porfirio Muñoz Ledo

Bitácora Republicana

Un antiguo amigo colocó en mis manos el New York Times y espetó: nunca creí vivir para verlo. Las ocho columnas: “El Gobierno Americano toma propiedad sobre la banca”. Vuelta espectacular de campana que nos remitió al génesis del periodo neoliberal al despuntar de los ochenta. Sentenciamos: “un fantasma recorre Washington: el de José López Portillo”.
El colapso ha parido un nuevo estatismo en la conducción de la economía y enterrado los dogmas con que fuimos descalificados. En retrospectiva, resulta grotesco aquel afán de masacrar los valores públicos y combatir a quienes denunciamos las aberraciones de un sistema desregulador, ventajista e ineficiente. Afirma por ello Joseph Stiglitz: “la crisis de Wall Street es para el mercado lo que fue la caída del muro de Berlín para el comunismo”.
La operación obedece al resarcimiento de los recursos fiscales respecto de los apoyos otorgados, como lo propusimos en el caso de FOBAPROA. La razón esgrimida es “la ausencia absoluta de confianza de los acreedores en la banca privada y de las instituciones financieras entre sí”. La reinstalación del poder público en el sitial de garante del interés general.
La concreción de nuestra arenga en los tiempos del oscurantismo neoliberal: “la mano invisible del mercado debe ser guiada por la mano visible del Estado”. El derrumbe de los privilegios concedidos a la economía financiera sobre la economía real y la necesaria conversión de la banca en un servicio público, como los correos o el telégrafo, que a cambio podrían privatizarse.
Analistas norteamericanos afirman: “todavía no sabemos cómo vamos a salir de la crisis, pero sí sabemos cómo caímos en ella”. Ojalá nuestros tecnócratas de lento aprendizaje también lo entendieran. “La cuestión es si la nación va a aprender de sus errores”. Advierten el peligro de que, “una vez la economía recuperada, el ethos desregulatorio de las últimas décadas se reinstale en el gobierno”.
El riesgo es que se agudice “la escasa competitividad y la alta concentración del sector financiero” y que el rescate no evite “la pérdida de casas, el agravamiento del desempleo y el recorte de los programas sociales”. Prevén que Obama, además de cerrar la economía y reducir las importaciones petroleras, habrá de elevar los ingresos de las clases medias y trabajadoras, desafiando la inflación. El retorno al odiado “populismo”.
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