viernes, 17 de octubre de 2008

“Pregúntale a tu conciencia”



De Campeche

Opinión

¡Aquí y ahora!

Manuel R. GANTUS CASTRO

La paranoia gubernamental —infección transmitida de los gringos— está incubando acciones que ya están dando sus primeros frutos.
El día viernes 3 de octubre el usurpador de la Presidencia acudió a una reunión en el Palacio Nacional para entregar el Premio Nacional de la Juventud 2007. Durante el desarrollo de dicha ceremonia el joven Andrés Gómez, un extraordinario estudiante —becado en Oslo— de matemáticas, se atrevió a calificar a Calderón de “espurio”. Previamente se había negando —el joven— a darle la mano como saludo enfatizándole “no te puedo saludar”, cruzando las manos en su espalda.
Otro joven en la misma ceremonia —Marco Virgilio Jiménez—, le gritó “¿Cuál libertad? ¡No hay libertad!”.
Inmediatamente los aguerridos miembros del Estado Mayor Presidencial empezaron a manotearlos y jalonearlos hasta que pudieron llevárselos fuera del recinto, mientras que Calderón, testigo presente de tal arbitrariedad, continuaba su “estupendo” discurso demagógico.
Estos jóvenes fueron detenidos, insultados y trasladados a la Agencia 33 del Ministerio Público. Antes de esto los orangutanes señalados les dijeron: “Ya dijiste lo que querías y ya te cargó la chingada”, y al preguntar de qué los acusarían, con amplios conocimientos de nuestras leyes y en simplificación filosófica le respondieron “Pregúntale a tu pinche conciencia” y tan, tan. Al padre de Andrés le dijeron “que estaban en calidad de presentados por disturbio de ceremonia solemne”... en serio, así aseguraron.
Durante el trayecto a esa Agencia 33 les tomaron fotos con cámaras digitales y teléfonos celulares. Como toda esta parafernalia fue muy bien documentada por la prensa presente, estos jóvenes corrieron con suerte y con sus padres presentes que inmediatamente se movilizaron y como la Presidencia altruistamente no presentó “cargos”, estos jóvenes fueron puestos en libertad aunque nunca debieron perderla, así fuera por una o dos horas.
Hasta aquí el breve resumen de esa infamia desarrollada en las narices de quien parlotea un día sí y otro también, que en nuestro país la libertad es nuestro más preciado bien. Se podría pensar que tal situación no tiene la mayor importancia y que bien merecido se lo tenían los jóvenes majaderos que se atrevieron a manifestar su disenso. Disenso muy bien justificado por cierto, aunque irritante para el poder que nunca tuvo la decencia del arrepentimiento ante la denigrante campaña de odio desarrollada en contra de López Obrador.
Todo esto es muy peligroso para nuestras libertades civiles. Con la violencia que está presente en toda nuestra República, el miedo es el peor consejero para aceptar acciones que vulneran nuestros derechos, y en especial, una de las más importantes como lo es la libertad de manifestarse. Y se podrá objetar una vez más, con la demagogia de siempre, “que existen medios para demostrar nuestro desacuerdo, cuando todos sabemos que nuestro sistema sólo obedece la voz del amo.
Pero seamos conscientes y entendamos que vivimos situaciones inéditas y démosle a estos jóvenes consejos para que no vuelva a suceder nada semejante.
Debieron hacer: 1.— manifestar su desacuerdo en un documento dirigido al secretario del presidente en original y 36 copias para las diversas secretarías, incluida la de Derechos Humanos.
2.— En dicho documento deben pedir perdón por su atrevimiento señalando que todo fue por culpa de la debacle económica de los gringos y por la devaluación del peso.
3.— En la copia para el gordo (tocayo) Carstens, secretario de Hacienda, asegurarle que cuentan con ellos para bucear en el “bache lleno de agua” y así saber en dónde está el fondo y poder definir las “estrategias” que nos seguirán blindando contra la debacle de nuestro vecino.
4.-Suplicar a nuestras “más altas autoridades” que no les vayan a cancelar sus becas... aunque tal acción perversa es imposible de esperar.
Dicho lo anterior, jóvenes a quienes “se los cargó la chingada”, según prosa poética de los orangutanes cuidadores del espurio, me atrevo a expresar lo que debió suceder si en nuestro país no gobernara quien lo mal hace: El señor Calderón al darse cuenta de esas expresiones y de los intentos y manoteos, jalones y demás métodos democráticos para acallar a los estudiantes, debió decir: “Un momento, señores; háganme el favor de dejar a esos estudiantes que se manifiestan públicamente”. ¿Qué más pudo suceder? ¿Las instituciones sufrirían irremediablemente y nuestro país terminaría en un caos como en el que ya vive.
Usted estimado lector decida qué es lo mejor y mande su respuesta a la Presidencia... No se le olvide: un original y sesenta copias. Y espere la respuesta muy pronto.
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