Presidente narco
Súper empresarios traidores
Gaviotón y viudez
Julio Hernández López
El secretario de Economía del gobierno federal no encontró mejor manera de hacer que se supiera de su existencia que haciendo unas extrañas declaraciones en París con las que prácticamente ha dado por extinguido el sistema político no confesamente criminal de México o, cuando menos, ha extendido una certificación oficial de que los procesos electorales y partidistas en este país han estado controlados por el poder del narcotráfico.
El alto funcionario, cuyo nombre intencionalmente no será reproducido aquí, para respetar su largo anonimato virtual, creyó disparar hacia adelante al decir que el siguiente presidente de México seguramente habría sido un narcotraficante si Calderón no hubiera emprendido la guerra contra esos delincuentes, sin darse cuenta ese agitado secretario de Economía de que las presunciones para dentro de casi cuatro años también son aplicables al pasado. Es decir: conforme a esos ejercicios de imaginación se deduce que el andamiaje de poder del narco fue permitido por el anterior panista ocupante de Los Pinos, Chente Fucks, y que el sucesor designado habría también recibido beneficios o influencia de esa fuerza política narcótica. El inexperto y desconocido secretario, por lo demás, ha mandado al diablo a todas las instituciones de representación política al señalar que, si no hubieran entrado las armas, esos partidos, líderes y candidatos habrían llevado al máximo poder formal a un jefe de jefes.
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