Adolfo Sánchez Rebolledo
La preocupación por la situación de los derechos humanos en el mundo se extiende en la medida que la crisis avanza, dejando un rastro de miseria, incertidumbre y violencia. Para algunos países, entre ellos México, el escenario es muy grave por la concurrencia de dos fenómenos devastadores: la acción de los grupos criminales vinculados al narcotráfico y otras actividades ilícitas, y el efecto no menos destructivo, en términos de la cohesión social, que la crisis apenas comienza a mostrar. Uno y otro son aspectos de una misma y terrible realidad que no se puede conjurar con discursos y condenas morales, sobre todo cuando se pide a la ciudadanía colaboración para librar la guerra contra la delincuencia y, al mismo tiempo, se consideran catastrofistas las llamadas de alerta ante el deterioro de la situación económica familiar.
Leer Nota AQUI