Pablo Gómez
Felipe Calderón no ha tropezado con Citigroup, como sugeriría la cabeza de este artículo, sino con el país, pero la circunstancia ha sido el banco estadunidense. Casi no se puede creer. Dice el gobierno que el rescate de un banco estadunidense no está previsto en la ley mexicana, de tal manera que la inversión hecha por el gobierno de Estados Unidos en el Citigroup, con el propósito de mantener la vida del gigante financiero norteamericano, no cuenta para efectos legales en México. ¡Olé!
La ley de instituciones de crédito y la que rige a los grupos financieros prohíben que un banco sea propiedad total o parcial de un gobierno extranjero. Eran tiempos en que los Estados no asumían propiedad en los grandes bancos: “No podrán participar en forma alguna en el capital social de las instituciones de banca múltiple, personas morales extranjeras que ejerzan funciones de autoridad.”
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