Manuel Camacho Solís
No es una campaña en contra de México. Es un mensaje consistente del gobierno estadounidense. El mensaje es: o arreglan ustedes su problema; o nos meteremos nosotros cada vez más.
Ante ello, caben dos posibles respuestas. La primera, enojarse y sacar a relucir el lenguaje nacionalista (cuando se les ha concedido todo), para después rectificar y concederles más (la participación de sus tropas en nuestro territorio). La segunda, aprovechar la presión que hay desde el exterior para retomar la iniciativa interna y externa con una política de seguridad que incorpore sólidamente los componentes institucionales de un Estado democrático.
Frente a la grave crisis de seguridad que vive nuestro país, especialmente en la frontera norte, era previsible que hubiera una reacción política ascendente desde Washington. Mientras tanto, el gobierno mexicano ha concentrado toda su estrategia en el combate militar y policiaco al narcotráfico, el diseño de mensajes destinados a apuntalar la aprobación presidencial y ha aceptado la cooperación bilateral en los términos que fijaron ellos.
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