México, Distrito Federal
Lunes 16 de marzo de 2009
* Participación del presidente legítimo de México, Andrés Manuel López Obrador, durante la presentación del libro “Las claves de AMLO”, de Martí Batres Guadarrama, en la Casa de Cultura del Periodista
Amigas y amigos.
Ha hablado bastante bien. Yo quiero referirme a tres cosas. Primero, agradecerles a ustedes por su confianza, por su apoyo, por su respaldo.
Así como ustedes están convencidos, conscientes, de la necesidad de un cambio en el país, así hay millones de mexicanos, mujeres y hombres dispuestos a luchar para sacar adelante a nuestro pueblo y a nuestro país.
Y, como aquí lo mencionó José Agustín, Bernardo y Martí, en eso estriba nuestra estrategia, en apostar a favor de lo que decida la gente. No tenemos más que eso, pero desde luego esto es lo principal.
No vamos a poder transformar la vida pública de México, si no es con la participación y la organización del pueblo y el cambio se tiene que dar de abajo hacia arriba.
Estoy optimista, porque hay un despertar de las conciencias. En la gira por el país lo constaté, hasta en el municipio y en el pueblo más apartado hay mujeres y hombres conscientes y comprometidos con la transformación del país.
Así es como queremos llevar a cabo los cambios que se necesitan. Creo además que no hay otro camino, el país no va a poder salir adelante si no llevamos a cabo una renovación profunda de la vida pública.
Ya el país no aguanta más de lo mismo, no se va a resolver nada con la simulación, con maquillajes, con cambios cosméticos, se requiere una renovación. Hay que cambiar la política económica, hay que cambiar la forma de hacer política, hay que lograr una sociedad justa, humana e igualitaria.
Y esto sólo –repito— se puede dar a partir de un movimiento ciudadano, amplio, incluyente y de abajo hacia arriba.
No podemos pensar que las cosas van a cambiar de arriba hacia abajo, son muy irresponsables los potentados, los que se creen amos y señores en el país, la oligarquía que se ha apoderado de todo.
Además actúan con mucha soberbia, piensan que pueden seguir, y aquí uso la palabra, el término, el concepto de José Agustín, que además es preciso, piensan que pueden seguir oprimiendo al pueblo y que no va a pasar nada.
Están confiados porque tienen el control de la mayoría de los medios de comunicación y administran la ignorancia en el país, pero se les olvida que, como decía Lincoln: Al pueblo se le puede engañar una vez, dos veces, pero no se le puede engañar toda la vida.
Hasta nos convendría que este grupo, que esta mafia siguiera pensando de esta manera, para que no advierta lo que realmente está sucediendo, de este despertar de conciencias.
Vamos a cambiar así el país, estoy convencido de eso, y lo principal es el pueblo. No hay más que eso, pero es algo extraordinario.
Después del fraude, después de que nos robaron la Presidencia, querían destruirnos por completo, porque no era nada más robarnos la Presidencia, era desaparecernos, que no quedara nada de lo que representamos, porque es lo que más les preocupa a los potentados, les molesta como nos atrevemos a decir que debe haber Patria para todos, Patria para el pobres y Patria para los humillados. Como nos atrevemos a decir que tienen que acabarse los privilegios en México.
De modo que pensaron que podían desaparecernos, incluso Salinas llegó a comentar en una cena que me habían noqueado, pero que seguía yo en el ring y que eso era muy peligroso para ellos.
Han pasado más de dos años y yo les digo que nuestro movimiento se ha consolidado, cada vez hay más gente y cada vez hay más claridad en el propósito que tenemos, ese gran objetivo que es la transformación del país, salvar a México, darle una nueva viabilidad a la Nación, porque –como lo hemos dicho— México y su pueblo merecen un mejor destino.
Vamos bien y –repito—se debe a la gente, nunca en la historia del país había habido tanta gente como ahora, consciente y dispuesta a luchar por un verdadero cambio. Ese es el gran fenómeno.
Eso es lo verdaderamente nuevo, esa revolución de las conciencias, lo que estamos viviendo. Y esto, desde luego, pues también contradice –como lo planteaba José Agustín—a quienes piensan que la política es asunto de los políticos y que el pueblo no cuenta, a los que desprecian a la gente.
Por eso es interesante, es atractiva, esta apuesta de nosotros, porque vamos a echar abajo, vamos a hacer a un lado, toda esa concepción que tiene el político tradicional, ellos también piensan que todo es la política en las cúpulas y que el pueblo no cuenta.
Yo, por eso, siempre insisto entre los compañeros que no debemos despegarnos de la gente, que tenemos que actuar a ras de tierra, no divorciarnos del pueblo, que eso es lo más importante.
Afortunadamente hay en los cuadros dirigentes de nuestro movimiento esa concepción, esa idea, y una de las gentes que más actúa de esa forma, de manera consecuente, es precisamente Martí Batres. Por eso me da mucho gusto estar aquí con ustedes.
Sí es muy importante la gente, es lo fundamental, pero se necesitan también de cuadros dirigentes para que ayuden en la conducción del movimiento y se necesitan cuadros dirigentes con convicciones, con principios, como es el caso de Martí y de otros compañeros.
Escucha uno a José Agustín y es una gente con convicciones y con sabiduría y el maestro Bátiz es una gente que encarna respeto a todos nosotros. Entonces ahí van las cosas, vamos bien.
Entonces, por eso, tenemos que estar optimistas y –como decía Martí—hay que aprender de las lecciones de nuestra historia y de nuestros héroes, porque a veces nada más se mencionan –como también decía José Agustín— en el discurso es muy frecuente que se evoque, que se invoque a Juárez, que se hable de otros dirigentes importantes de nuestro país, pero que no se apliquen o se lleven a la práctica sus enseñanzas.
Nosotros tenemos un país con una historia extraordinaria. Para empezar éste es un gran país, una gran cultura, llevamos 10 mil años de habernos fundado. Con todo respeto, Estados Unidos se constituyó hace 200 ó 300 años, pero nosotros llevamos 10 mil años de habernos fundado.
Don Pepe Iturriaga decía, con razón, que todavía pastaban los búfalos en Nueva York y ya en la Ciudad de México había universidad e imprentas.
Entonces tenemos una gran cultura, es un pueblo con un pasado grandioso, extraordinario y luego tenemos una historia aleccionadora, con dirigentes extraordinarios.
Imagínense lo que fueron capaces de hacer ésos dos curas, excepcionales, Hidalgo y Morelos, en las circunstancias que les tocó luchar por la Independencia y, sobre todo, por la justicia.
Imagínense la mente y las convicciones, el amor al pueblo de Morelos, cuando le dice a Quintana Roo: Ponga usted, porque es un hombre de letras, cuando está redactando Los Sentimientos de la Nación, ponga usted que debe de moderarse la indigencia y la opulencia, que hay que elevar el salario del peón, que el hijo del campesino, como el hijo del barretero, debe ser educado al igual que el hijo del más acaudalado, hacendado.
Ahí está una propuesta, ya se van a cumplir 200 años. ¿Qué es lo queremos nosotros? Que haya igualdad, que haya justicia. Ellos lo plantearon.
La enseñanza de Juárez, que tiene muchas lecciones, pero hay una que es fundamental: La perseverancia, la terquedad, la inquebrantable fe en la causa que defendí, el no ceder. Es célebre esa carta, cuando está Juárez en Monterrey, que va a en su peregrinar hacia el Paso del Norte, lo que hoy es Ciudad Juárez, y le escribe Maximiliano, llamándolo a que se negocie, ofreciéndole cargos. La respuesta es: No, nunca voy a aceptar a un gobierno extranjero en mi Patria.
Hasta la gente más cercana a Juárez, al final algunos lo traicionaron, le decían: Es el tiempo ya de negociar, vamos a buscar el arreglo, estamos perdidos, no hay futuro. Y él nunca se sometió, siempre manteniendo sus principios y sus ideales. Eso es extraordinario.
Y luego las experiencias de la Revolución, muchos a veces a la ligera han llegado a considerar como un personaje menor a Madero, pero imagínense, además de enfrentarse a Porfirio Díaz, tener el valor de convocar al pueblo a tomar las armas para acabar con la tiranía, ¿quién puede hacer eso?, porque –como aquí decir decía Bernardo—no es nada más hablar de la Revolución o de la vía armada, sino el tomar una decisión de ese tipo. Él fue realmente un apóstol de la democracia, una gente extraordinaria, víctima de canallas.
Y de todos estos personajes, a mí, el que más me atrae, por la forma en que llevó a cabo su lucha, es Ricardo Flores Magón. El magonismo fue fundamental para la transformación del país, para llevar a cabo el movimiento revolucionario.
Los magonistas se enfrentaron al régimen en condiciones muy difíciles, fueron acosados, perseguidos, encarcelados, asesinados, aquí y en Estados Unidos. Pero de manera extraordinaria fueron creando conciencia en la gente, es la mejor experiencia que ha habido en la historia de México, en cuanto a la formación de cuadros dirigentes.
Había magonistas en Cananea y en Río Blanco, había magonistas con Villa y con Zapata, y los principios que ellos defendieron desde el inicio dieron lugar a los artículos fundamentales de la Constitución de 1917, a los artículos tercero, el 27 y el 123.
Entonces ahí está la enseñanza. Ahora nosotros tenemos el apoyo de la gente y ya nos estamos preparando, nos estamos organizando para tener a cuadros dirigentes en todo el país, ya estamos por terminar de constituir los comités municipales en los dos mil 38 municipios de México.
Vamos a tener muy pronto, en unos días más, de 12 a 15 mil cuadros dirigentes, para llevar a cabo la transformación de nuestro país.
Por eso estoy muy contento, no han podido destruirnos, la gente está apoyando, respaldando, decidida a seguir participando en la búsqueda de un cambio, nos estamos organizando mejor y creo que vamos a lograr la transformación de nuestro país.
Quiero agradecer mucho a todos ustedes. Repito, Martí Batres es un dirigente excepcional, este es un asunto que tiene que ver también con la orientación familiar, es toda una familia, de mujeres y de hombres libres y conscientes. Martí es parte de esta familia extraordinaria y vamos a seguir juntos, vamos a seguir adelante.
Yo aprovecho para invitarles, porque tenemos que trabajar mucho, ahora sí que es una clave el trabajo. Si no trabajamos, no hay resultados, tenemos que trabajar bastante, tenemos una gran responsabilidad con la gente.
Imagínense si nosotros no trabajamos y si no actuamos responsablemente, pues estaríamos incumpliéndole al pueblo.
Entonces, yo aprovecho para invitarlos el 18 de marzo, por aquí cerca, en el Monumento al general Lázaro Cárdenas, vamos a llevar a cabo, a las cinco de la tarde, un acto para conmemorar un aniversario más de la Expropiación Petrolera y, al mismo tiempo, vamos a hacer un balance, una evaluación sobre lo que ha sucedido con el Movimiento en Defensa del Petróleo.
Es el miércoles, pasado mañana, a las cinco de la tarde, en el Monumento al general Lázaro Cárdenas y les invito y les pido que nos ayuden a invitar para el día 22, el domingo 22 de marzo, el próximo domingo, a las 10 de la mañana, nos vamos a congregar en el Zócalo de la Ciudad de México.
No dejen de participar en estos actos, porque ahí es donde está la fuerza de nuestro movimiento.
Yo aquí aprovecho para expresar mi solidaridad con los trabajadores del SME, del Sindicato Mexicano de Electricistas, que están en la revisión de su contrato y están exigiendo algo justo, están exigiendo un aumento salarial justo y, como está la situación económica en el país, con toda la pérdida del poder adquisitivo del salario, pues no debe de negarse ese apoyo al SME, esto que en justicia les corresponde.
Decirle a los trabajadores del SME que suceda lo que suceda, ante cualquier circunstancia, nosotros vamos a estar con ellos, que no van a estar solos.
Y, de nuevo, muchas gracias a todas y a todos ustedes. La verdad si no es por ustedes, no se logra nada, en lo personal, y esa es otra clave, yo no resistiría lo que aguanto, no tendría la fuerza y la resistencia física, si no fuese por el apoyo y el afecto de todos ustedes, que es recíproco, porque amor con amor se paga.
Amigas y amigos.
Ha hablado bastante bien. Yo quiero referirme a tres cosas. Primero, agradecerles a ustedes por su confianza, por su apoyo, por su respaldo.
Así como ustedes están convencidos, conscientes, de la necesidad de un cambio en el país, así hay millones de mexicanos, mujeres y hombres dispuestos a luchar para sacar adelante a nuestro pueblo y a nuestro país.
Y, como aquí lo mencionó José Agustín, Bernardo y Martí, en eso estriba nuestra estrategia, en apostar a favor de lo que decida la gente. No tenemos más que eso, pero desde luego esto es lo principal.
No vamos a poder transformar la vida pública de México, si no es con la participación y la organización del pueblo y el cambio se tiene que dar de abajo hacia arriba.
Estoy optimista, porque hay un despertar de las conciencias. En la gira por el país lo constaté, hasta en el municipio y en el pueblo más apartado hay mujeres y hombres conscientes y comprometidos con la transformación del país.
Así es como queremos llevar a cabo los cambios que se necesitan. Creo además que no hay otro camino, el país no va a poder salir adelante si no llevamos a cabo una renovación profunda de la vida pública.
Ya el país no aguanta más de lo mismo, no se va a resolver nada con la simulación, con maquillajes, con cambios cosméticos, se requiere una renovación. Hay que cambiar la política económica, hay que cambiar la forma de hacer política, hay que lograr una sociedad justa, humana e igualitaria.
Y esto sólo –repito— se puede dar a partir de un movimiento ciudadano, amplio, incluyente y de abajo hacia arriba.
No podemos pensar que las cosas van a cambiar de arriba hacia abajo, son muy irresponsables los potentados, los que se creen amos y señores en el país, la oligarquía que se ha apoderado de todo.
Además actúan con mucha soberbia, piensan que pueden seguir, y aquí uso la palabra, el término, el concepto de José Agustín, que además es preciso, piensan que pueden seguir oprimiendo al pueblo y que no va a pasar nada.
Están confiados porque tienen el control de la mayoría de los medios de comunicación y administran la ignorancia en el país, pero se les olvida que, como decía Lincoln: Al pueblo se le puede engañar una vez, dos veces, pero no se le puede engañar toda la vida.
Hasta nos convendría que este grupo, que esta mafia siguiera pensando de esta manera, para que no advierta lo que realmente está sucediendo, de este despertar de conciencias.
Vamos a cambiar así el país, estoy convencido de eso, y lo principal es el pueblo. No hay más que eso, pero es algo extraordinario.
Después del fraude, después de que nos robaron la Presidencia, querían destruirnos por completo, porque no era nada más robarnos la Presidencia, era desaparecernos, que no quedara nada de lo que representamos, porque es lo que más les preocupa a los potentados, les molesta como nos atrevemos a decir que debe haber Patria para todos, Patria para el pobres y Patria para los humillados. Como nos atrevemos a decir que tienen que acabarse los privilegios en México.
De modo que pensaron que podían desaparecernos, incluso Salinas llegó a comentar en una cena que me habían noqueado, pero que seguía yo en el ring y que eso era muy peligroso para ellos.
Han pasado más de dos años y yo les digo que nuestro movimiento se ha consolidado, cada vez hay más gente y cada vez hay más claridad en el propósito que tenemos, ese gran objetivo que es la transformación del país, salvar a México, darle una nueva viabilidad a la Nación, porque –como lo hemos dicho— México y su pueblo merecen un mejor destino.
Vamos bien y –repito—se debe a la gente, nunca en la historia del país había habido tanta gente como ahora, consciente y dispuesta a luchar por un verdadero cambio. Ese es el gran fenómeno.
Eso es lo verdaderamente nuevo, esa revolución de las conciencias, lo que estamos viviendo. Y esto, desde luego, pues también contradice –como lo planteaba José Agustín—a quienes piensan que la política es asunto de los políticos y que el pueblo no cuenta, a los que desprecian a la gente.
Por eso es interesante, es atractiva, esta apuesta de nosotros, porque vamos a echar abajo, vamos a hacer a un lado, toda esa concepción que tiene el político tradicional, ellos también piensan que todo es la política en las cúpulas y que el pueblo no cuenta.
Yo, por eso, siempre insisto entre los compañeros que no debemos despegarnos de la gente, que tenemos que actuar a ras de tierra, no divorciarnos del pueblo, que eso es lo más importante.
Afortunadamente hay en los cuadros dirigentes de nuestro movimiento esa concepción, esa idea, y una de las gentes que más actúa de esa forma, de manera consecuente, es precisamente Martí Batres. Por eso me da mucho gusto estar aquí con ustedes.
Sí es muy importante la gente, es lo fundamental, pero se necesitan también de cuadros dirigentes para que ayuden en la conducción del movimiento y se necesitan cuadros dirigentes con convicciones, con principios, como es el caso de Martí y de otros compañeros.
Escucha uno a José Agustín y es una gente con convicciones y con sabiduría y el maestro Bátiz es una gente que encarna respeto a todos nosotros. Entonces ahí van las cosas, vamos bien.
Entonces, por eso, tenemos que estar optimistas y –como decía Martí—hay que aprender de las lecciones de nuestra historia y de nuestros héroes, porque a veces nada más se mencionan –como también decía José Agustín— en el discurso es muy frecuente que se evoque, que se invoque a Juárez, que se hable de otros dirigentes importantes de nuestro país, pero que no se apliquen o se lleven a la práctica sus enseñanzas.
Nosotros tenemos un país con una historia extraordinaria. Para empezar éste es un gran país, una gran cultura, llevamos 10 mil años de habernos fundado. Con todo respeto, Estados Unidos se constituyó hace 200 ó 300 años, pero nosotros llevamos 10 mil años de habernos fundado.
Don Pepe Iturriaga decía, con razón, que todavía pastaban los búfalos en Nueva York y ya en la Ciudad de México había universidad e imprentas.
Entonces tenemos una gran cultura, es un pueblo con un pasado grandioso, extraordinario y luego tenemos una historia aleccionadora, con dirigentes extraordinarios.
Imagínense lo que fueron capaces de hacer ésos dos curas, excepcionales, Hidalgo y Morelos, en las circunstancias que les tocó luchar por la Independencia y, sobre todo, por la justicia.
Imagínense la mente y las convicciones, el amor al pueblo de Morelos, cuando le dice a Quintana Roo: Ponga usted, porque es un hombre de letras, cuando está redactando Los Sentimientos de la Nación, ponga usted que debe de moderarse la indigencia y la opulencia, que hay que elevar el salario del peón, que el hijo del campesino, como el hijo del barretero, debe ser educado al igual que el hijo del más acaudalado, hacendado.
Ahí está una propuesta, ya se van a cumplir 200 años. ¿Qué es lo queremos nosotros? Que haya igualdad, que haya justicia. Ellos lo plantearon.
La enseñanza de Juárez, que tiene muchas lecciones, pero hay una que es fundamental: La perseverancia, la terquedad, la inquebrantable fe en la causa que defendí, el no ceder. Es célebre esa carta, cuando está Juárez en Monterrey, que va a en su peregrinar hacia el Paso del Norte, lo que hoy es Ciudad Juárez, y le escribe Maximiliano, llamándolo a que se negocie, ofreciéndole cargos. La respuesta es: No, nunca voy a aceptar a un gobierno extranjero en mi Patria.
Hasta la gente más cercana a Juárez, al final algunos lo traicionaron, le decían: Es el tiempo ya de negociar, vamos a buscar el arreglo, estamos perdidos, no hay futuro. Y él nunca se sometió, siempre manteniendo sus principios y sus ideales. Eso es extraordinario.
Y luego las experiencias de la Revolución, muchos a veces a la ligera han llegado a considerar como un personaje menor a Madero, pero imagínense, además de enfrentarse a Porfirio Díaz, tener el valor de convocar al pueblo a tomar las armas para acabar con la tiranía, ¿quién puede hacer eso?, porque –como aquí decir decía Bernardo—no es nada más hablar de la Revolución o de la vía armada, sino el tomar una decisión de ese tipo. Él fue realmente un apóstol de la democracia, una gente extraordinaria, víctima de canallas.
Y de todos estos personajes, a mí, el que más me atrae, por la forma en que llevó a cabo su lucha, es Ricardo Flores Magón. El magonismo fue fundamental para la transformación del país, para llevar a cabo el movimiento revolucionario.
Los magonistas se enfrentaron al régimen en condiciones muy difíciles, fueron acosados, perseguidos, encarcelados, asesinados, aquí y en Estados Unidos. Pero de manera extraordinaria fueron creando conciencia en la gente, es la mejor experiencia que ha habido en la historia de México, en cuanto a la formación de cuadros dirigentes.
Había magonistas en Cananea y en Río Blanco, había magonistas con Villa y con Zapata, y los principios que ellos defendieron desde el inicio dieron lugar a los artículos fundamentales de la Constitución de 1917, a los artículos tercero, el 27 y el 123.
Entonces ahí está la enseñanza. Ahora nosotros tenemos el apoyo de la gente y ya nos estamos preparando, nos estamos organizando para tener a cuadros dirigentes en todo el país, ya estamos por terminar de constituir los comités municipales en los dos mil 38 municipios de México.
Vamos a tener muy pronto, en unos días más, de 12 a 15 mil cuadros dirigentes, para llevar a cabo la transformación de nuestro país.
Por eso estoy muy contento, no han podido destruirnos, la gente está apoyando, respaldando, decidida a seguir participando en la búsqueda de un cambio, nos estamos organizando mejor y creo que vamos a lograr la transformación de nuestro país.
Quiero agradecer mucho a todos ustedes. Repito, Martí Batres es un dirigente excepcional, este es un asunto que tiene que ver también con la orientación familiar, es toda una familia, de mujeres y de hombres libres y conscientes. Martí es parte de esta familia extraordinaria y vamos a seguir juntos, vamos a seguir adelante.
Yo aprovecho para invitarles, porque tenemos que trabajar mucho, ahora sí que es una clave el trabajo. Si no trabajamos, no hay resultados, tenemos que trabajar bastante, tenemos una gran responsabilidad con la gente.
Imagínense si nosotros no trabajamos y si no actuamos responsablemente, pues estaríamos incumpliéndole al pueblo.
Entonces, yo aprovecho para invitarlos el 18 de marzo, por aquí cerca, en el Monumento al general Lázaro Cárdenas, vamos a llevar a cabo, a las cinco de la tarde, un acto para conmemorar un aniversario más de la Expropiación Petrolera y, al mismo tiempo, vamos a hacer un balance, una evaluación sobre lo que ha sucedido con el Movimiento en Defensa del Petróleo.
Es el miércoles, pasado mañana, a las cinco de la tarde, en el Monumento al general Lázaro Cárdenas y les invito y les pido que nos ayuden a invitar para el día 22, el domingo 22 de marzo, el próximo domingo, a las 10 de la mañana, nos vamos a congregar en el Zócalo de la Ciudad de México.
No dejen de participar en estos actos, porque ahí es donde está la fuerza de nuestro movimiento.
Yo aquí aprovecho para expresar mi solidaridad con los trabajadores del SME, del Sindicato Mexicano de Electricistas, que están en la revisión de su contrato y están exigiendo algo justo, están exigiendo un aumento salarial justo y, como está la situación económica en el país, con toda la pérdida del poder adquisitivo del salario, pues no debe de negarse ese apoyo al SME, esto que en justicia les corresponde.
Decirle a los trabajadores del SME que suceda lo que suceda, ante cualquier circunstancia, nosotros vamos a estar con ellos, que no van a estar solos.
Y, de nuevo, muchas gracias a todas y a todos ustedes. La verdad si no es por ustedes, no se logra nada, en lo personal, y esa es otra clave, yo no resistiría lo que aguanto, no tendría la fuerza y la resistencia física, si no fuese por el apoyo y el afecto de todos ustedes, que es recíproco, porque amor con amor se paga.
Muchas gracias.