ENCUENTRO EN DEFENSA DE LA TIERRA
A los campesinos pobres
A las comunidades indígenas
A las organizaciones populares
A los ambientalistas
A quienes nos acompañaron en el Encuentro en Defensa de la Tierra
Agradecemos en todo lo que vale, el esfuerzo que hicieron los representantes de las organizaciones sociales, civiles y populares que se dieron cita el 2 de mayo en Ixcatán, municipio de Zapopan, Jalisco, para conocer de primera mano los problemas que padecen las comunidades de la barranca del río Santiago.
Tal como estaba programado alrededor de las 11:00 horas, unas 45 personas iniciamos el descenso al río Santiago hasta los 850 msnm en la hoy casi extinta comunidad de "El Pozo" municipio de Ixtlahuacán del Río, la otrora próspera zona de producción de hortalizas, frutales y peces que pertenece al Ejido de Ixcatán.
Para llegar hasta El Pozo pasamos por la comunidad de El Paso de Guadalupe del ejido "Los Camachos", punto en donde según un estudio reciente del gobierno del Estado de Jalisco, se localiza uno de los puntos (de seis) más contaminados del Río Santiago, en la parte de la cuenca que va del municipio de El Salto hasta el de San Cristóbal de la Barranca.
Otras localidades que están siendo afectadas por la polución citadina que se mezcla con las aguas del antes cristalino y hermoso río Santiago son: Los Tempizques, La Ex hacienda del Lazo, El paso de Guadalupe, El Morado, El Pozo, Los Venegas, Los Gavilanes e Ixcatán, localidades ubicadas en la ribera del mismo río y que se encuentran dentro de la mal llamada por el gobierno, “zona natural protegida” de la barranca.
En el recorrido no vimos signos de protección, no encontramos un solo vigilante de las normas ambientales, un solo aviso para no cazar, para no talar, para no ensuciar. Nada, sólo encontramos desolación, viviendas tristes, plantas sedientas y los testimonios de los que ahí gozaron de la naturaleza tres décadas atrás.
Hace 35 años todavía cientos de familias vivían de la pesca en el río, utilizaban el agua para sus cultivos y daban de beber a su ganado sin ninguna preocupación. Ahora es distinto y las comunidades se han despoblado, por la falta de fuentes de empleo, por el terrible olor que hoy despide el río y por el alto riesgo que corre la salud humana en esos lugares. Sólo unos cuantos resisten, porque no tienen a dónde ir, ahí nacieron y tal vez ahí morirán, frente al desenfado del gobierno, de los grandes industriales y de todos los que contaminamos las aguas del rio Santiago, regulador del clima en zona, padre biológico de la enorme riqueza de plantas y animales en la barranca, fuente de riqueza hoy destrozada por la saña capitalista. Nada queda de él, sólo la profunda barranca cincelada a golpe de agua por miles de años.
Estamos hablando de unos dos mil habitantes que sufren los estragos de la contaminación ambiental y la ambición de quienes toman las decisiones en este país, dos mil almas que se unen a los afectados de la cuenca del “ahogado” y del río Santiago a la altura de las localidades ribereñas de los municipios de Ocotlán, Poncitlán, Juanacatlán, El Salto, Zapotlanejo, Tonalá, Guadalajara (Arcediano ya desaparecida), San Cristóbal de la Barranca, Amatitán, Tequila y otras del estado de Nayarit hasta su desembocadura en Santiago Ixcuntla al Océano Pacífico.
En todos lados el agua es el principal problema. Los más de mil habitantes de Ixcatán denuncian ante los periodistas y representantes de las organizaciones que tienen ya cerca de un mes sin suministro regular de agua potable, mientras muy cerca, uno de los ríos más importantes del país transporta miles de litros por segundo sin poder utilizarse para tal fin.
El gobierno ha creado una veda para que no se construyan presas en los ríos y arroyos afluentes del Santiago para darle de beber al pueblo, a los animales y a las plantas, pero sí construye río abajo impresionantes embalses para generar energía eléctrica y venderla a los más ricos de este país y del extranjero. Veta a los pobres para que calmen su sed, pero prosigue la construcción de una planta de tratamiento que extinguirá a la comunidad de Los Tempizques municipio de Zapopan y engrandece la planta hidroeléctrica cerca de la colonia Mesa Colorada.
so vimos y vivimos por horas, la sequía y las altas temperaturas que encienden una pradera al menor chispazo. Luego subimos desde los 850 hasta los 1400 msnm, recorrimos las tierras que han venido recuperando la comunidad indígena de San Francisco de Ixcatlán, nos paramos junto a la Cruz y desde ahí volvimos los ojos al fondo de la barranca, a sus partes húmedas y llenas de breña, hacia las lomas que recientemente fueron consumidas por el fuego, que casi siempre parte de la carretera que lleva a Saltillo.
Desde el mismo lugar, ya limpio y adornado para el día siguiente, día de la Santa Cruz, avistamos el centro de población con su trazo de calles, la iglesia, sus escuelas, su panteón sus zonas arqueológicas no exploradas, el observatorio indígena, así como las zonas de El Carricillo y La Campana que se encuentran en litigio con los Poblano Ramos y los Ortega Martínez, unas 300 hectáreas, las más cercanas a la ciudad y donde pronto los más jóvenes de Ixcatán fundarán una nueva comunidad, si el fantasma de la división que genera el gobierno y los políticos venales se logra parar.
Bebimos agua que lloraba de una peña y bajamos a los 1180 msnm al centro de Ixcatán. Convivimos e intercambiamos nuestras impresiones y experiencias ante el micrófono amigo de Radio Universidad de Guadalajara. Volvimos a consumir agua, esta vez de ciruela barranqueña y de xocuixtle que nos supo a gloria, disfrutamos de mangos y comida casera.
Los asistentes al encuentro, acordando ya cerca de la seis de la tarde, volvernos a reunir y firmar un pronunciamiento para que, quienes deben conocer y resolver recorran y conozcan la zona e inviertan aquí nuestros impuestos, que al fin de cuentas, se trata de un asto de sobrevivencia humana y natural.
Quienes acompañaron a los distinguidos visitantes en el recorrido: Alfredo, Modesto, Guadalupe, Bertha, HumbertoJosé Luis, María de la Luz, Arturo y quienes prepararon alimentos, hicieron un donativo o expusieron algunos productos artesanales: Josefina, Guadalupe, Cruz, Inés, J. Jesús, Sofía, Efrén y otras que sus nombres se escapan, les agradecen su generosa visita y les recuerdan que quedó pendiente el recorrido por la calles e inmediaciones Ixcatán, hay mucho por conocer todavía, por ejemplo sobre la producción frutícola y las tradiciones y costumbres. Gracias de todo corazón.
José Casillas
Comunidad Indígena de Ixcatán