Crecer ha sido el eje sobre el que los gobiernos y los idólatras del Mercado han hecho y quieren continuar haciendo girar la rueda de la sociedad. Sin embargo, como nos lo ha recordado Gustavo Esteva –un hombre de profundo sentido común– en La Jornada del 24 de agosto, pasado cierto umbral todo crecimiento se vuelve su contrario. Crecer, en la vida, significa alcanzar un punto al cabo del cual comienza ese deterioro que llamamos envejecimiento y que termina con la muerte. Lo mismo, no en el sentido de la naturaleza, sino de la patología, podríamos decir del cáncer: un crecimiento desmesurado de las células, un desbordamiento de la proporción en la cual las células se expresan como vida.
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