miércoles, 3 de octubre de 2012

Reproducción de la ignorancia AXEL DIDRIKSSON 2 DE OCTUBRE DE 2012

MÉXICO, D.F. (Proceso).- Si sigue así, Peña Nieto tendrá que contratar como su vocero o principal asesor a Felipe Caderón, para alcanzar lo que su antecesor quiso pero no pudo hacer. Ha comenzado bien, porque llegó batiendo marcas en el ámbito de la manipulación electoral y la compra de votos, superando el ramplón “haiga sido como haiga sido”, y ahora ha retomado los viejos anhelos calderonistas de realizar “reformas estructurales”, además de que su cuasi asesor le ha sugerido, sin ninguna sutileza, mantener sin modificaciones el fallido modelo de “lucha contra el crimen organizado”.
En todos los casos en los que el gobierno del “nuevo” PRI está avanzando, se repiten los intentos del viejo PAN de mantener en vilo al país, sobre todo en aspectos cruciales que tienen que ver con la reproducción de un modelo autoritario y de generalización de la violencia, al igual que con las condiciones de operación de políticas de Estado en el terreno policiaco-militar, energético, laboral, mediático-digital y educativo. En estos aspectos, el PRI ha optado por seguir la misma línea que ha marcado el gobierno que está por irse.
En lo que respecta al tema educativo, todo parece indicar que seguiremos en lo mismo. No habrá marcha atrás en los términos pactados con el SNTE para que sus dirigentes se sigan beneficiando a manos llenas del erario, ni mejorarán las condiciones de cobertura, calidad y desempeño que tiene el actual sistema educativo, sumido en una de sus peores crisis. No obstante, como ahora la retórica maneja la realidad y los medios son el principal espacio de enseñanza y aprendizaje social, a pesar de las evidencias, la transmutación de esta crisis generará, de nueva cuenta, un Plan Nacional de Educación con objetivos y metas similares a los que se presentaron hace seis años, pero ahora renovados en un priistísimo lenguaje.
La SEP se propuso en 2006 “crear condiciones que permitan asegurar el acceso de todos los mexicanos a una educación de calidad, en el nivel y la modalidad que la requieran y en el lugar que la demanden”. El caso es que hay niños que tienen que salir de su comunidad porque les han destruido su escuela, por fanatismo, y otros, porque no existe ningún plantel a kilómetros de distancia, mientras numerosos jóvenes no pueden seguir sus estudios porque no alcanzaron un lugar en la preparatoria o en la carrera universitaria que deseaban.
En términos generales, tampoco lo que se propuso el gobierno del PAN, que ya se extingue para renacer como ave fénix, se tradujo en logros suficientes ni importantes. Ni en cobertura ni en calidad la educación ha mejorado como para afirmar, como se ha hecho, que se consiguió la “transformación” del sector. Poco y muy pobremente variaron, en seis años, los índices de eficacia en el sistema en relación con la reprobación, deserción y eficiencia terminal en los distintos niveles de educación formal, y en cobertura nacional siguen reproduciéndose los ancestrales niveles de inequidad y desigualdad, bastante graves, sobre todo en los segmentos de educación media y superior (apenas con un crecimiento de 11.4% a 12.2% de 2006 a 2011, esto es, para cubrir alrededor de 60% del grupo de edad correspondiente); aún más en la ampliación del posgrado (7% de crecimiento), en la normal superior (con un decrecimiento de 5.5%) y en la capacitación para el trabajo (que ofrece capacitación a 1 millón y medio de personas de 15 años y más, ante millones de trabajadores que la requieren). E incluso respecto de la licenciatura, en donde se ha pregonado un gran avance, en seis años pudieron ingresar un poco más de 300 mil estudiantes de bachillerato, cuando se requerían, por lo menos, espacios para 1 millón.
En el sistema escolar la repetición es sinónimo de reprobación, y se trata de alumnos que tienen que volver a cursar el mismo año o alguna(s) materia(s). De seguir con esta misma simulación, la repetición de las políticas educativas conducirá a evitar que se superen las actuales brechas de inequidad, se mantendrá la baja calidad de lo que se enseña y se aprende, y los servicios educativos darán mucho de qué hablar por la incapacidad para revertir la inseguridad y la violencia que se ejerce desde adentro, la visión burocrática con la que se ejerce el dominio de la currícula, la pobreza en la formación de maestros y la negligencia de autoridades y funcionarios, que serán los mismos, pero ahora convertidos en los representantes de políticas educativas que reproducen de forma ampliada la ignorancia.


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