JOSé GIL OLMOS
MÉXICO, D.F., 31 de diciembre (apro).- Ahora que el PAN cumple ocho años en la presidencia del país han comenzado a mostrarse, de manera más abierta, expresiones de extremismo de las que pocos teníamos conocimiento.
Entre sus filas conviven igualmente manifestaciones anticomunistas, antisemitas y antimasónicas que reflejan no sólo pensamientos decimonónicos, sino una involución de pensamiento peligrosa, si tomamos en cuenta que provienen del partido que está en el poder.
Estas tres expresiones ideológicas y religiosas han sido parte importante en la vida del panismo desde que surgió en 1939. El sinarquismo, como corriente política ligada al catolicismo, es, quizá, la tendencia más fuerte en las raíces de este partido, pues la mayor parte de sus integrantes eran de familias católicas fuertemente conservadoras que rechazaban cualquier pensamiento ajeno a su religión.
La religión católica ligada a la política ha sido tan fuerte en el PAN que la familia Abascal llegó a proponer el establecimiento de un estado autónomo de la Federación regido precisamente por el sinarquismo. El proyecto fracasó, pero la huella del extremismo quedó en la historia del panismo.
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